Los neurólogos consultados confirman que no hay una droga milagrosa para aumentar la capacidad cerebral
El funcionamiento del cerebro solo se reduce 20% cuando duerme (Infografía)
Imagine que ingiere por accidente una nueva droga capaz de hacerlo ‘literalmente’ subir por las paredes y permitirle recordar imágenes de su pasado, incluso aquellas que sucedieron antes de los 5 años. Y todas proyectarlas en una pantalla grande frente a sus ojos, que solo usted puede ver. Esto le sucede a Lucy, la protagonista de un filme del mismo nombre, quien adquiere estos ‘superpoderes’ luego de romperse una droga en su estómago.
Este argumento, maquinado durante una década por el director Luc Besson, captó la atención de la revista Nature Neuroscience, que le dedicó un editorial luego de su estreno el año pasado. “La cinta Lucy se basa en la premisa de que habitualmente solo utilizamos el 10% del cerebro y que, si de alguna manera se pudiera aprovechar el 90% restante, se desbloquearían poderes sobrehumanos”.
“Algunas ideas sobre el cerebro, por muy erróneas que sean, gozan de gran longevidad y atractivo popular... como muchas películas de Hollywood, Lucy no pretende basarse en hechos científicos y está destinada a entretener más que a educar”, dicen los científicos de Nature Neuroscience, quienes desmienten que las personas usen solo el 10% del cerebro. Entonces, ¿qué porcentaje real se utiliza?
Desmitificando teorías
El neurocientífico Barry Beyerstein, tal cual explica la neuróloga Mirella Centanaro, refutó el 10% del mito del funcionamiento del cerebro con 7 pruebas. Centanaro, del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, distingue 3 de ellas:
Un análisis comprobó que si bien el cerebro tiene regiones distintas para cada tipo de procesamiento de información, ninguna de ellas es inútil o no tiene función definida. Un segundo test microestructural monitorizó el cerebro demostrando que el 100% de las células trabaja. Además, estudios metabólicos con moléculas radioactivas indican que si el 90% de las células cerebrales estuviera inactivo aparecerían espacios en blanco en una radiografía. Hasta hoy eso no ha ocurrido.
Incluso cuando duermen los grupos neuronales están activos y producen impulsos nerviosos. “En realidad nuestro cerebro sigue casi tan activo como durante la vigilia, su actividad solo se reduce 20% en las horas de sueño”, explica la neuróloga guayaquileña. El sueño profundo es necesario para que el cerebro descanse y estar en un nivel más alto de eficiencia. Durante esta etapa del día, este órgano elimina desechos tóxicos, incluyendo proteínas dañinas relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.
Hay quienes opinan lo contrario, el especialista Rafael Aguirre explica que el ser humano, evidentemente, usa ciertas áreas del cerebro más que otras. “La capacidad del cerebro es inmensa y se puede seguir desarrollando a medida que se crean actitudes. Hay muchos factores por los que el cerebro no se desarrolla en su totalidad -la falta de tiempo, de estudio, de lectura...-, el cerebro no se ejercita como se debe y, como toda función del ser humano, necesita estímulos. Si no se lo hace es difícil que se desarrolle”.
¿Drogas para la inteligencia?
El director Besson defiende el argumento de Lucy, al decir que está avalado por científicos. Entre ellos el neurólogo Yves Agis, con quien fundó el Instituto del Cerebro y Médula en París. Otro detalle del filme es la droga que ingiere Lucy y que le otorga poderes superespeciales.
En la película, la droga asimilada por accidente es la CPH4, un nombre inventado para la trama, pero que sí existe en realidad. Responde a las siglas Cuticular Protein Hypothetical 4, la produce el gusano de seda y es utilizada en biogenética. Puede costar hasta $ 209 en internet, pero no sirve para ensanchar las capacidades del cerebro.
¿Es posible entonces encontrar fármacos para potenciar el desempeño cerebral? El doctor Aguirre, especializado en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México, lo niega. “Las únicas drogas que aumentan la actividad son los acentamínicos o los estimulantes del sistema nervioso, pero no es que aumenta la capacidad. No es que existe una medicina para ser más inteligente”.
Las medicinas que prometen ‘mejorar la inteligencia’ o dar capacidades poderosas son mitos o cuestiones sin ninguna base científica.
Lo que sí existe es fármacos para tratar ciertas áreas del cerebro dañadas o alteradas. El metilfenidato, por ejemplo, trata el trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Los ampakines son otra clase de drogas para intervenir en la memoria durante la etapa madura. Promueve la acetilcolina, un neurotransmisor del cerebro.
Hay ciertos fármacos, según la neuróloga Centanaro, que potencian la capacidad de aprendizaje, mejoran la coordinación entre los hemisferios del cerebro y favorecen la planificación o percepción especial.
“El punto de partida es una buena nutrición de embarazada. Hasta los 6 años un niño dispone de un enorme potencial y está demostrado que, con una estimulación adecuada, se contribuye a desarrollar sus enormes capacidades”, afirma la especialista. De ahí que se recomienda que el menor crezca rodeado de estímulos sensoriales y psicomotrices. “Un niño con más posibilidades de éxito será el que ha tenido un ambiente culturalmente rico”.
2 factores a tomar en cuenta
El científico Paul Smolensky, profesor de Ciencia Cognitiva en la Universidad Johns Hopkins, ha desarrollado un modelo de representación lingüística. Descubrió que el número de neuronas activado en el cerebro es proporcional al número de nodos en el árbol o, dicho de otro modo, al número de palabras en la frase. Al incrementar la información semántica aumenta la activación cerebral. Lo más importante es aprender a leer lo antes posible, dice Centanaro, “es la mejor manera de usar el cerebro y este órgano se desarrolla con el uso”.
La música es otra herramienta eficaz para desarrollar habilidades, porque despierta estructuras funcionales complejas en el cerebro.
Independientemente del porcentaje que se use, el cerebro es un órgano que se desarrolla a medida que una persona estudia o se concentra más. Los propios neurocientíficos varían sobre las teorías cerebrales. Ya lo dijo Rafael Yuste, neurocientífico de la Universidad de Columbia (EE.UU.) y que participa en el programa Brain Initiative: “El cerebro sigue siendo desconocido. Es la única parte del cuerpo para la que aún no tenemos una teoría general sobre cómo funciona. Y es un desafío que la neurociencia afronta hace más de 100 años”.