El feminismo, desde nuestra mirada
Varias organizaciones, tanto en Guayaquil como en Quito y en otras ciudades, se dedican a diversas actividades por la lucha y reivindicación femenina en diferentes frentes. Ya sea desde la academia o desde el activismo en zonas marginales, ellas se encargan de esparcir el mensaje de igualdad de derechos que -dicen- implica el hecho de ser feministas.
“El feminismo popular está relacionado con las mujeres de sectores marginales, con la vida cotidiana de las mujeres de pocos recursos económicos, con muchas dificultades. La práctica feminista es diversa. Hay el ecofeminismo, el feminismo de la igualdad, el transfeminismo, etc. Cada uno tiene una agenda y una problemática específica”, indica Johanna Izurieta, de Fundación Yerbabuena, que trabaja en el empoderamiento de las mujeres y en mejorar su calidad de vida.
Para Elizabeth Vásquez, líder del Proyecto Transgénero, es importante pensar en un feminismo no binario, más allá de solo mujeres y hombres. “Se trata de un área de reflexión política y teórica a la que el proyecto transgénero le ha hecho un aporte fundamental”, dice al referirse a su labor desde la Casa Trans, en la capital.
Según ella - y coincide con otras mujeres en este tema- el feminismo en el Ecuador ha tenido logros importantes. “Lo que ha ido evolucionando es la concreta conquista de derechos por parte de movimientos sociales. Han desarrollado estrategias de cambios sociales y legales”, dice la asambleísta Gina Godoy, quien participó de la Jornada “Mujeres en Política”, Argentina.
“Las feministas somos herederas de voces de mujeres que en el pasado se alzaron reclamando derechos. No es correcto asumir que el feminismo es una moda nueva en nuestro país”, recalca Silvia Buendía, para quien iniciativas como el Proyecto Transgénero han puesto al país a la vanguardia del feminismo a nivel internacional.
No obstante, para la académica y crítica literaria Cecilia Ansaldo, aún falta camino por recorrer...
“El feminismo despierta una conciencia que no percibo muy multiplicada en nuestro medio. A veces una sola broma, una ironía revela el sexismo en el trato, y esas pueden provenir de cualquier parte, de las mismas mujeres. Una conciencia feminista supone una militancia serena, sin ser beligerante, pero permanente”, sostiene.