Brigadas buscan a los cóndores en sus refugios
Un equipo de 280 personas, distribuidas en 90 puntos estratégicos del Austro, observa el vuelo, zonas de anidamiento y dormideros de los cóndores que viven en el sur del país.
El objetivo de este trabajo, que se desarrolla por tres días, es proteger a esta especie amenazada.
También registran el crecimiento de la población de cóndores. El último censo (2015) concluyó que 19 especímenes anidan y pernoctan en la zona.
El personal, que se interna en los bosques y páramos de Azuay, Cañar, Loja y El Oro, lo integran miembros de las universidades del Azuay, de Cuenca y de la Técnica Particular de Loja. También se coordina con los municipios de Nabón, Oña y Saraguro, el bioparque Amaru, el Ministerio del Ambiente (MAE) y otras entidades.
Fernando Juela, técnico del MAE, detalla que al menos nueve ejemplares más han sido detectados en la región.
El director del bioparque Amaru, Ernesto Arbeláez, es optimista. Considera que en la monitorización logrará registrar el doble de especímenes que los avistados en el último conteo, “porque en esta ocasión los equipos de voluntarios llegarán a donde nadie antes lo hizo”.
La observación
La mañana del miércoles, 94 equipos partieron desde Cuenca y Loja hacia los cantones del sur del Azuay, Cerro de Arcos en Zaruma, cerros de Chilla en El Oro, páramos de Saraguro, desierto de Pucará, cerro San Pablo, Quimsacocha, el Parque Nacional Cajas y las colinas más elevadas de Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
Ellos permanecerán en los puntos de observación hasta la tarde del viernes y registrarán las características de cada uno de los individuos que avisten para hacer comparaciones y verificar si la población creció.
Paola Cañar y José Cajamarca estuvieron en el punto denominado por los coordinadores como ‘El Taki’, ubicado a 2.725 metros sobre el nivel del mar. Tras 4 horas de recorrido llegaron a una de las áreas de avistamiento.
Los moradores del sitio comentan que han contemplado hasta 10 volando juntos. Cañar y Cajamarca pertenecen al grupo de voluntarios del bioparque Amaru, cuyo director explica que en el último control se contabilizaron 22 aves en Azuay y Cañar. “En esta ocasión esperamos duplicar esos registros”.
La proyección
Los municipios de Saraguro, Nabón, Oña y Santa Isabel, así como equipos de estudiantes, bomberos y policías tienen por misión hallar los sitios que deben ser protegidos.
Cecilia Piedra, directora de la Unidad de Gestión Ambiental del Cabildo de Nabón, adelanta que el Concejo Cantonal elaborará una ordenanza para la conservación de 10.000 hectáreas en las que anidan los cóndores.
Asimismo, Fernando Juela, técnico del MAE, explica que los ayuntamientos vecinos trabajan en normativas parecidas, lo que permitirá conservar un área de 30.000 ha.
Este proyecto beneficiará, además, a las fuentes de agua, fauna y flora endémicas, cuyo hábitat es el sur. También será protegida de forma permanente un área mayor a la del Parque Nacional Cajas.
Peligro
El cóndor andino es considerado una especie amenazada, debido a la pérdida de su hábitat, el envenenamiento, la caza y la persecución, ya que los agricultores lo ven como un riesgo por los supuestos ataques al ganado.
De acuerdo con Piedra, esto ha cambiado en los últimos años por programas de concienciación y el apropiamiento del animal como un símbolo de los pueblos andinos.
Arbeláez recuerda que el bioparque Amaru tiene un programa de reproducción que no ha conseguido el apareamiento, pero innova en técnicas para lograr el nacimiento de un cóndor cuencano. (I)