El bisturí pasó de moda para los cambios de imagen
La estética moderna ya no depende del bisturí. Tampoco de un quirófano, anestesia general ni muchos días de recuperación.
Este Diario visitó 3 centros cosmetológicos de Quito para conocer las opciones, precios y los tratamientos con más demanda en la capital.
Melina Moncayo, abogada de 30 años, pasó meses buscando un lugar donde le ayudaran a modelar su figura después del nacimiento de su segundo hijo. “Tengo terror a las cirugías”, confiesa.
La ibarreña todavía recuerda impactada la noticia de Catherine Cando, exreina de Durán, quien falleció a los 19 años durante una lipoescultura, en 2015.
Por esa razón para reducir medidas, Moncayo ha optado por los tratamientos mínimamente invasivos que están en auge como: la mesoterapia (microinyecciones para disolver la grasa), la carboxiterapia (infiltraciones de CO2 para oxigenar los tejidos, destruir la grasa y alisar la piel con celulitis) y lipoláser (aplicación de energía láser para ayudar a las células adiposas a liberar su contenido).
Después de 3 meses ella ya ha visto resultados favorables. “En la playa me siento más segura porque los rollitos se fueron”, confiesa feliz.
Como ella, cientos de mujeres y de hombres están cuidando su apariencia con estos nuevos métodos.
Los paquetes para reducir medidas en los 3 centros visitados por este Diario tienen valores que van de $ 250 a $500.
En Nutriestetic, ubicado al norte de Quito, un combo con Lipoláser cuesta $ 480, que incluye la asesoría en acompañamiento nutricional, y citas de control. Mientras el precio de la lipoescultura en un quirófano oscila entre $ 1.800 y $ 2.300.
La cosmiatra Janeth Cabezas indica que los pacientes deben estar comprometidos a cambiar su estilo de vida.
“Con los tratamientos se les ayuda a disolver las reservas de grasa localizada, pero deben hacer actividad física y tener una nutrición adecuada para tener éxito”, añade. Allí a cada cliente se le pide un examen de composición corporal, que cuesta $16 en los laboratorios. Este indica la cantidad de hueso, de músculo y de grasa que hay en cada parte del cuerpo.
“Son procesos clínicamente comprobados. No trabajamos sin saber la localización de la grasa”, sostiene Cabezas.
En el Kalos, ubicado en el Centro Médico Alemania, la médica estética, Verónica Bravo, coincide con Cabezas.
Cada persona debe pasar por un diagnóstico y asesoría antes de empezar cualquier tratamiento. Además, asegura que “las alternativas sin cirugía permiten obtener efectos satisfactorios sin gastar tanto dinero y sin reposos médicos”. Por ejemplo, para uno de los males más comunes en los hombres: la alopecia androgénica, es decir, calvicie común, existe una opción para no hacer un trasplante de cabello.
Se trata de un procedimiento capilar que combina células madre, bioestimulación con plasma rico en plaquetas y mesoterapia. La mezcla de esas técnicas estimula los folículos del pelo y cuesta $ 1.800. Mientras que el trasplante puede costar aproximadamente $ 3.000.
Carlos Morales hizo el tratamiento y está contento con el resultado. “Las entradas se fueron poblando y el cabello nuevo está fuerte”, dice.
Un lifting facial o estiramiento tiene un precio base de $ 3.500. La opción estética es la aplicación de la toxina botulínica, más conocida como bótox, y los rellenos con ácido hialurónico. Estas técnicas para disminuir y prevenir arrugas cuestan desde $ 300 y deben repetirse dos veces al año.
Para las personas que no están contentas con su nariz también hay una solución. La rinomodelación es un procedimiento para levantar y afinar la punta de la nariz con la aplicación de hilos tensores.
Su valor es de $ 390. En cambio, una rinoplastia en una clínica puede costar entre $ 1.700 y $ 2.400.
“En la rinoplastia se aplica anestesia y se rompen los huesos. La recuperación dura meses. Con la rinomodelación los resultados son inmediatos”, enfatiza Bravo.
El campo de la medicina estética avanza cada vez más. Por ejemplo, en Magic Hands, Centro de Terapia Física y Cosmiatría, ubicado en el Centro Comercial Plaza del Rancho, tienen la máquina de Hifu. Es uno de los últimos avances en ultrasonido focalizado que se usa en rostro, cuello y cuerpo.
“El Hifu es ideal para las personas que han pasado por un aumento de peso o adelgazamiento, pues reestructura el tejido conjuntivo. Este da el tensor en la piel, lo reafirma y obliga a generar más colágeno y elastina”, explica Mónica Naranjo, cosmiatra y auxiliar de enfermería.
A esta técnica se la conoce como el lifting, pero sin cirugía. Los paquetes para rostro pueden costar unos $ 480.
La postura científica:
El doctor Rommel Valdivieso, especialista en alergia y dermatología, aprueba la eficacia del bótox y del ácido hialurónico para tratamientos en rostro, cuando se realiza con especialistas y después de los 30 años. “Producen resultados comprobados y a largo plazo para arrugas”.
En el cuerpo, el dermatólogo del Centro Médico Meditropoli, dice que se ha comprobado la eficacia de la mesoterapia con sustancias para diluir la grasa localizada. “Da buenos resultados, pero no llega a ser tan efectivo como una liposucción”, advierte.
El cirujano plástico René Enríquez, del Hospital de Los Valles, está de acuerdo con Valdivieso.
Explica que los tratamientos mínimamente invasivos tienen indicaciones y no todos los pacientes son candidatos. “Si tiene grandes cúmulos de grasa, la persona es apta para la cirugía”.
Según él, muchas veces se apoya en los médicos estéticos y cosmiatras, pues “esas técnicas sirven perfectamente como tratamiento complementario al procedimiento quirúrgico, mas no como solución”.
Por ejemplo, después de liposucciones deben hacer masajes linfáticos; y después de liftings faciales el láser es un gran apoyo.
Los 2 médicos señalan que lo más importante es que las personas acudan a centros estéticos con profesionales calificados. (I)