Hay mayor conciencia social sobre el autismo
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 160 niños tiene el trastorno del espectro autista (TEA), una afección neurológica permanente que se manifiesta en la primera infancia, independientemente del género, la raza o la condición social y económica.
El autismo se caracteriza por peculiaridades en la esfera de la interacción social y dificultades en situaciones comunicativas comunes, modos de aprendizaje atípicos, especial interés por ciertos temas, predisposición a actividades rutinarias y particularidades en el procesamiento de la información sensorial.
Según los estudios realizados, la prevalencia mundial de estos trastornos parece aumentar y las explicaciones posibles para este aparente incremento de la prevalencia están en una mayor concienciación, la ampliación de los criterios diagnósticos, mejores herramientas diagnósticas y mejor comunicación.
De acuerdo con los estudios internacionales, la intervención en la primera infancia es muy importante para optimizar el desarrollo y bienestar de las personas con TEA.
“Se recomienda incluir el seguimiento del desarrollo infantil en la atención sistemática a la salud de la madre y el niño”.
Una vez que se haya identificado un caso de TEA, es importante que se les ofrezca al niño y a su familia información y servicios pertinentes, derivación a especialistas y ayudas prácticas de acuerdo con las necesidades particulares de cada individuo.
No hay cura para los TEA; sin embargo, las intervenciones psicosociales basadas en la evidencia, como la terapia conductual y los programas de capacitación para los padres y otros cuidadores pueden reducir las dificultades de comunicación y comportamiento social, y tener un impacto positivo en la calidad de vida y el bienestar de la persona.
La evidencia científica disponible indica la existencia de múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer un TEA.
Lo que sí se descarta es que el trastorno esté relacionado con las vacunas contra el sarampión, la rubéola o la parotiditis.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el gran desafío mundial es dar acceso tecnológico a las personas con trastornos del espectro autista.
“El acceso a las tecnologías de apoyo es indispensable para que estas personas puedan ejercer sus derechos humanos básicos y participar plenamente en la vida de sus comunidades, y contribuir así a la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). La tecnología de apoyo puede reducir o eliminar las barreras de las personas con TEA a su participación en igualdad de condiciones”. La ONU dice que los avances tecnológicos son continuos, pero que aún existen barreras importantes como el alto costo, la falta de disponibilidad, la poca concienciación sobre su potencial y la escasa formación sobre su uso. (I)