Los alumnos del BI desarrollan su creatividad
Uno de los componentes del Bachillerato Internacional (BI) es la Creatividad, Actividad y Servicio (CAS). En el primer año, los alumnos destinan un día a la semana para el desarrollo de un proyecto grupal y otro por afinidad. En el colegio Luis Napoleón Dillón (acreditado en 2015) todos los alumnos se sumaron a la iniciativa CAS Roja. Este plan busca que toda la comunidad educativa esté preparada en el caso de un desastre natural o una emergencia. Carmen Saquinga, coordinadora del BI de ese establecimiento, informa que los estudiantes recibieron capacitación por parte de la Cruz Roja Ecuatoriana y ellos se encargaron de capacitar a los otros estudiantes.
Para Carlos Pérez, del Colegio Nacional Mejía, el CAS les brinda la oportunidad de desestresarse y salir de la rutina académica desarrollando su creatividad y vinculándose con la comunidad.
Asegura que los proyectos que realizan no son momentáneos, sino que buscan dar soluciones reales a los problemas de su barrio y comunidad.
Fue así como decidió trabajar en un plan para reactivar un parque de su barrio La Tola, en el centro de Quito.
A los chicos también les interesa el bienestar de los animales domésticos. María José Guerra, del segundo año del BI del Dillon, trabajó en una propuesta a la que llamó “Amigos de cuatro patas”. El objetivo de su plan fue que la comunidad conozca cómo brindar los primeros auxilios a sus mascotas, además de concientizar sobre el maltrato a los animales.
El voluntariado también es parte de las actividades que hacen los alumnos BI. En el Letort se organizan para visitar un centro de atención a niños en situación de riesgo. Los adolescentes comparten con los infantes y en Navidad organizan un desayuno en su institución al que asisten los niños que atendieron durante el año lectivo.
Camila Mena, del BI del Dillon, es parte del grupo Boy Scouts. Ella desarrolló su proyecto individual con la ayuda de ese colectivo. Durante tres meses, ella y sus amigos visitaron, todos los sábados, un ancianato de escasos recursos. Desde las 09:00 hasta las 18:00 ayudaron al personal de ese lugar en labores como organizar las camas, limpiar los pisos y atender a los adultos mayores que viven ahí.
Los alumnos del colegio Manuel Larrea se inclinaron por la industrialización del agave americano (penco), que es una planta milenaria de los indígenas que habitan en Cotopaxi, Imbabura y Azuay. Del agave se extrae una bebida popular llamada chaguarmishky, que ayuda a aliviar los dolores óseos. “Nuestra idea es utilizar esa bebida en un coctel suave añadiendo elementos habituales, como canela, avena y panela”, dijo Wendy Tipantisa, estudiante del programa de diplomado internacional.
Sus compañeros, en cambio, se inclinaron por los muebles ecológicos hechos a base de llantas recicladas. (I)