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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Adopción internacional aumentó el último año

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Una pareja de casados de Cuenca incorporó este año  a su hogar a dos adolescentes sin familia. 

Aquella historia, según las autoridades, es plausible y alentadora, ya que las familias ecuatorianas no adoptan con regularidad a los menores de atención prioritaria, es decir, a los que tienen más de ocho años, a los menores con discapacidad y a los grupos de hermanos.

 Según el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), de enero a junio de 2019 ya se han efectuado 30 adopciones nacionales; mientras que las internacionales ascendieron a nueve.

Esta última cifra también evidencia que se superó la cantidad de 2018. El año pasado solo hubo dos casos.

Indira Urgilés, directora nacional de adopciones del MIES, aclara que la adopción nacional es la prioridad y la internacional es secundaria o excepcional. 

Sin embargo, en este año los hogares foráneos dieron, en mayor número, cabida a los niños que pertenecen a grupo de atención prioritaria. 

Por ejemplo, este año un grupo de cuatro hermanos se convirtió en parte de una familia estadounidense.

Actualmente, el país mantiene convenios con agencias de Italia, España, Estados Unidos y Andorra.

Estas alianzas permiten a Ecuador intermediar adopciones con otros países, cuyas legislaciones contemplen el encontrar familias para menores de difícil adopción.

Urgilés reconoce que acá no existen muchos solicitantes que opten por esos perfiles. “Entre las expectativas de familias nacionales está acoger a  niños sanos y solos (sin hermanos). La nación requiere de un cambio cultural”, expresa.

Para Vicente Torres, secretario ejecutivo del Consejo Cantonal de Protección Integral de Derechos de Guayaquil, este fenómeno responde a prejuicios.

Por ejemplo, algunas personas temen que un niño con discapacidad genere problemas económicos. “Hay hogares que lo hacen bajo sus criterios e intereses; pero no piensan en el niño”.

Las familias internacionales -agrega- se vuelven una oportunidad o salvavidas para este grupo de menores.

“Si esto no ocurriera, ellos estarían condenados a estar permanentemente en casas de acogidas y llegar a su mayoría de edad allí”.

 Xavier Moreira, de la Fundación Nurtac, considera que es necesario emprender campañas de sensibilización  para cambiar estas cifras y entender que el derecho es del niño, mas no del que quiere adoptar. “No tiene sentido buscar un perfil del menor”.

Aunque sí existen familias que rompen con patrones culturales. Es el caso de Franklin y Carmen, padres biológicos de una niña de 10 años. Hace dos, luego de sufrir problemas de infertilidad, decidieron iniciar un proceso de adopción en Guayaquil.

Ellos, tras cumplir con las exigencias legales, le dieron un hermanito a su primogénita. Hoy un menor afroecuatoriano, de tres años, es parte de su familia mestiza. 

“Dejamos el perfil  abierto porque no creemos en diferencias étnicas. Al siguiente día de llegar a casa él nos dijo: ‘Papá y mamá’”, manifiesta Franklin. (I) 

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