3 de cada 10 adolescentes en ecuador sufre el riesgo de padecer colesterol
5 países inician lucha contra las grasas trans
El aceite de palma es el alimento más consumido en el país, luego del arroz y por encima de la papa, en las categorías de grasa, carbohidratos y fibra, respectivamente, según la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) de 2013.
El documento señala que el consumo de este aceite de palma, el 20% de lo ingerido a nivel nacional, tiene importantes implicaciones en la salud. ¿Por qué? Entre los productos que existen en el mercado es uno de los que presenta mayor cantidad de ácidos grasos saturados y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
La nutricionista Xiomara Guerra, del hospital de Especialidades Abel Gilbert Pontón, explica que generalmente las industrias alimentarias agregan a este aceite, una parte de hidrógeno, para que se convierta en sólido y le dé un sabor agradable al paladar. De este proceso, resultan los ácidos grasos trans (AGT), definidos así por la Comisión Mixta FAO/OMS del Codex Alimentarius.
“Aunque se diga que es vegetal, la combinación con el hidrógeno ha hecho una sobrecarga dentro de su composición y al mezclarlo con harinas se vuelve perjudicial. La mayoría de los alimentos que consumimos está hecho con este tipo de grasas”, dice la nutricionista.
Entre los productos con grasas trans más consumidos son los snacks, las galletas y otros alimentos hechos con una masa especial.
La Federación Interamericana del Corazón (FIC) en Argentina reveló que los baños de repostería, los alfajores, los productos de panadería, los chocolates en polvo y las galletas dulces tienen una alta cantidad de grasa trans.
Tras una intensa campaña en 2014 por una “Argentina libre de grasas trans”, ese país se convirtió en el primero de Latinoamérica que prohibió la producción y comercialización de alimentos con este tipo de grasas de origen industrial.
La medida rige desde el 3 de diciembre pasado y para ello se debió modificar hace 4 años el Código Alimentario de ese país.
La preocupación de las autoridades hizo que en otros países hayan dado un paso adelante para disminuir el consumo de estos productos.
En 2006, Dinamarca cambió su legislación para limitar los AGT a un 2% de la cantidad total de grasa en todos los alimentos del mercado, incluidos los importados y los que se sirven en restaurantes.
En Costa Rica, un comité multisectorial sobre grasas y aceites propuso la reducción del consumo de AGT en los países centroamericanos y recomendó la inclusión de los mismos en el rotulado nutricional. Chile y Brasil siguieron el ejemplo.
En Ecuador aún no existe una legislación especial para luchar contra las grasas trans. Pero desde este año rige un nuevo etiquetado en donde detalla si el producto contiene un alto, medio o bajo nivel de sal, azúcar o grasa, acompañado con los colores del semáforo; rojo (alto), amarillo (prevención), verde (adelante).
¿Por qué se reabre el debate sobre el consumo de productos que contienen grasas trans? La nutricionista Guerra señala que las personas tienen la costumbre de comer desordenadamente y “de ingerir lo que desean”. “Siempre digo, que hay falta de conocimiento en la población al saber elegir y cómo comer sanamente”.
La ingesta de alimentos que contienen grasas trans trae enfermedades a nivel cardiovascular y se traducen a un alto nivel de colesterol y triglicéridos.
“El resultado se puede detectar entre 3 y 6 meses cuando la persona se da cuenta que está aumentado de talla y hay sobrecarga de calorías en el cuerpo”, indica.
El cardiólogo Dick Orrala señala que la principal complicación por el exceso de ingesta de grasas trans es que éstas se depositan dentro de las arterias, produciendo una obstrucción a la circulación tanto cerebral, cardiológica y renal. Los problemas más graves pueden causar infartos y hasta trombosis.
Según la Ensanut 3 de cada 10 adolescentes presentan una situación de riesgo ante el colesterol, mientras que las personas de 30 y 40 años muestran una prevalencia de este factor de riesgo de 60.3% y 62.5%, respectivamente.
Orrala explica que los problemas son más frecuentes en las personas de edad adulta que en los jóvenes porque “el metabolismo de los chicos es más rápido al estar en constante actividad en comparación con los adultos que tienen una vida más sedentaria”.
La encuesta de nutrición en Ecuador revela que el 20% del consumo nacional de grasas proviene del aceite de palma. Además se evidencia que las mujeres ingieren más alimentos grasosos, con un 7,2%, versus los hombres con un 4,8%.
En la sierra urbana la ingesta es mayor con un 8.2% mientras que en la costa urbana es de un 4.8%.
El consumo desmedido de snacks son factores de riesgos para la salud, sobre todo para quienes tienen antecedentes familiares con problemas de salud como diabetes.