Norma Beltrán, de 63 años, aún recuerda cuando su esposo Ramiro, recientemente fallecido, le aconsejaba que era tiempo de que se jubilara para recibir su dinero por tanto tiempo de trabajo.

“Él sí alcanzó a que le pagaran en efectivo su jubilación, pero yo no le hacía caso porque me sentía con mucha vitalidad. Pero este año cambiaron los horarios en el colegio y empecé a enfermarme. Por eso decidí jubilarme”, cuenta. Norma, con 43 años de docencia, es parte de los 2.169 maestros que ya recibieron bonos del Estado por jubilarse antes de las fechas programadas por el Ministerio de Educación.

El monto de estos bonos supera los $ 100 millones.

De ese grupo, 432 apostaron por ser inversionistas en la central hidroeléctrica Sabanilla, cuya construcción iniciará en noviembre de 2015.

El Fondo de Cesantía del Magisterio Ecuatoriano (FCME) es promotor de este proyecto.

Víctor Macías, quien se jubiló voluntariamente hace 3 semanas, tras 41 años de docencia, optó por esta alternativa de inversión y compró 2 acciones en la hidroeléctrica. Dice tener claro que lo hará para asegurar el futuro de sus 4 hijos. “No iba a esperar a estar arrastrando los pies para hacerlo”.

Juan José Castelló, presidente ejecutivo del Fondo de Cesantía, explica que cuando los docentes aceptan invertir su dinero de jubilación adquieren ese bono a valor de mercado, que está en $ 47.700.

Según Castelló, el maestro tiene los siguientes recursos: 50% de ese bono el Fondo de Cesantía lo paga en efectivo en 48 horas, mientras que del resto, el docente elige qué porcentaje invierte en el proyecto hidroeléctrico y cuál en la cuenta única, programada con una buena rentabilidad, “de la cual el maestro cuando necesite puede retirar recursos”, agrega Castelló.

Explica que los beneficios de los jubilados al apostar por la compra de acciones del proyecto, valoradas en 1.000 dólares, “se proyectarán con utilidades anuales del 14%, una vez que entre en marcha la hidroeléctrica. En abril del 2016 recibirán las utilidades. Además, las acciones se revalorizan cada año en 11%”.

Macías, de 63 años, está consciente de que pasará mucho tiempo para ver el fruto de su inversión.

Por ahora, del resto, él espera recibir mensualidades a su cuenta de ahorros.

Según Castelló, “el interés que el bono genera es del 5%, por lo que el propietario del bono recibe mensualmente alrededor de $230, durante 5 años. El quinto año le pagarán el capital”.

VENTA DE BONOS

Entre las alternativas que se plantean algunos jubilados, como Norma, está el vender a una casa de valores sus bonos y de esa manera conseguir el dinero que les corresponde. “Con eso pagaría la deuda de una casa y los estudios de mi hija de 21 años, que cursa la universidad y que antes se lo pagaba mi esposo”.

Sin embargo, no lo vende por el alto castigo o descuento que aplican las casas de valores.

Recientemente un jubilado tenía un monto nominal del bono por $24.100 con un plazo a 8 años. Al venderlo se le descontó 22,43%, que representa $ 5.404. “Ese porcentaje es exagerado, una usura, prefiero que estén ahí en el Banco Central y recibiendo dinero mensualmente”, dice Macías.

Por otra parte, Castelló asegura que hay poco interés del mercado hacia los bonos de los más de 2.000 docentes jubilados. “Hay exceso de oferta de bonos y una escasa demanda. Los maestros que necesitan venderlos tienen serias dificultades y altos descuentos”.

Durante un conversatorio con los medios, el ministro de Educación, Augusto Espinosa, aclaró que el proceso de jubilación a maestros con bonos del Estado solo se aplicó para “pagar a todos quienen postulaban el retiro voluntario”.

Además, la medida se establece para aquellos docentes menores de 70 años y que no padecen enfermedades catastróficas. Agregó que de no presentar la opción de jubilación con bonos “se hubiesen requerido 800 millones de dólares, cifra superior a los $ 500 millones invertidos en infraestructura educativa en 2013”.

De acuerdo con Espinosa, el sistema recibió la aceptación de 8.921 maestros en lo que va de 2013, aunque todos aún no han recibido los bonos.