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150 operaciones devuelven la sonrisa a niños y jóvenes

150 operaciones devuelven la sonrisa a niños y jóvenes
01 de febrero de 2014 - 00:00

Los pequeños quieren corretear por los pasillos del tercer piso del Hospital de la Policía Nacional, en el occidente de Quito. La mayoría de ellos están inquietos por las operaciones que les corregirán el paladar hendido o labio leporino. Estas cirugías son posibles mediante la gestión de la fundación Operación Sonrisa.

Las intervenciones son destinadas a infantes y jóvenes de escasos recursos económicos que calificaron luego de unas evaluaciones del equipo médico y social. Durante la misión 120 de Operación Sonrisa fueron evaluados más de 250 menores. No todos pudieron ser operados, puesto que primero se analiza si cumplen con el peso adecuado. En total fueron intervenidos 150 niños y jóvenes.

El día de la operación las voluntarias se las ingenian para entretener a los chiquillos y hacer la espera lo más llevadera posible.

A un costado, los padres no pueden ocultar el nerviosismo que sienten, por eso los acompañan hasta la puerta del quirófano, en el primer piso del hospital. Ahí les dan sus bendiciones y algunos no pueden contener las lágrimas. Tanto en la espera como en la despedida el apoyo de las enfermeras es visible: al mismo tiempo que dan consejos a los padres, les proveen de guías para la recuperación posoperatoria.

La cirugía: paso a paso
Ya en el quirófano, todo luce de color celeste. Es el signo de la esterilización del lugar, según dicen los médicos. También es el color de la vestimenta de los especialistas, como anestesiólogos e instrumentistas. Los pequeños pacientes -algunos no pasan los tres años- llegan en medio del llanto. Además, no han tomado líquidos ni ingerido alimentos antes de la operación.

De inmediato les ponen la mascarilla de oxígeno y poco a poco quedan dormidos. Los ayudantes médicos controlan que todos los signos vitales estén normales. Colocan en la boca de los pequeños un aparato quirúrgico que ayudará a mantener la cavidad abierta, para que el cirujano realice sin problema su trabajo. En la misión 120 de la Operación Sonrisa hay 15 profesionales extranjeros, de Honduras, EE.UU., Brasil e Italia.

El cirujano es el último en ingresar al quirófano. Usando una especie de linterna atada a su frente, inicia con los cortes en el labio.

Para ellos el procedimiento es rutinario, la diferencia es que esta vez la cirugía es gratuita o tiene un costo no mayor a 1.500 dólares. En el ámbito privado puede costar hasta 7.000 dólares.

En uno de los dos quirófanos se instalaron cámaras que transmiten la operación al auditorio, donde estudiantes de medicina observan. “Eso les sirve como una clase demostrativa”, indicó Francisco Punina, director de la Fundación.

Dependiendo de la complejidad, hay operaciones que duran hasta tres horas. “No se puede hablar de un tiempo promedio, todo depende del paciente”, aclaró Punina.

Cuando la intervención concluye, los pequeños son trasladados a la sala de recuperación y una vez conscientes, a las habitaciones. Allí vuelven a ver a sus padres.

El tiempo de observación del menor es de al menos tres horas. En ese lapso se verifica que puedan beber agua y efectuar con normalidad las necesidades fisiológicas. Ese es el requisito para abandonar la casa médica. Todos esos detalles ya los conoce Antonia V., quien arribó con su hija Nayerli Z. desde Guayllabamba. Fue la tercera cirugía para la niña de 3 años, que presentaba las dos enfermedades: paladar hendido y labio leporino.

Las operaciones anteriores fueron de paladar hendido, en el hospital pediátrico Baca Ortiz de la capital.

La realizada el pasado jueves sirvió para reconstruir el labio superior de la pequeña. “Mejoró muchísimo porque cuando nació no podía comer bien y ahora lo único que todavía no domina es el manejo correcto del lenguaje. Hay palabras que parece que las pronunciara con la nariz”, comentó doña Antonia.

Mientras que para Carmen M. era la primera vez que su hijo, Byron F., pasaba por un quirófano. Él es un adolescente de 13 años, cuya deformación era más bien estética que funcional.

“Tenía una especie de cicatriz en el labio superior, pero nunca le molestó. Siempre tratamos de que él llevara una vida normal y así lo ha hecho, pero como me enteré de esta fundación, decidí mejorar la calidad de vida de mi hijo. Por fortuna, todo salió bien”, manifestó la mujer.

Datos

Fundación Operación Sonrisa en Ecuador lleva 19 años de labores con 12 mil cirugías.

Hasta el momento ha ejecutado 120 programas de ayuda social en el país, con visitas en 44 ciudades.

Según estadísticas de esta fundación, en el Ecuador, 1 de cada 400 niños nacidos vivos tiene deformaciones en el labio o paladar.

El problema más frecuente en ellos es la fisura palatina aislada.

En la rehabilitación interviene un equipo de terapistas de lenguaje, ortodoncistas, fonoaudiólogos y psicólogos.

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