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Las frutas endulzan los paladares cuencanos

Las frutas endulzan los paladares cuencanos
Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
21 de enero de 2018 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

Desde hace más de 40 años, Eulalia Arízaga está dedicada a la elaboración de dulces. Sus manos están curtidas por el calor y la humedad que su trabajo exige.

Arízaga labora durante todo el año y no solamente antes del carnaval. Los hace  de guayaba, leche, frutilla, mora, membrillo, manzana, pera, zanahoria, zambo, camote, coco, plátano con leche, poroto, entre otros. También menciona que hacía los ya desaparecidos dulces de albaricoque y manzana chilena. “En esta temporada (carnaval) 50.000 higos los convierto en sabrosos manjares”, dijo la mujer que ya supera los 65 años de edad.

Metros antes de llegar al negocio de Eulalia Arízaga, en la calle Sangurima y Tarqui, de Cuenca, el aroma llama la atención de los transeúntes. Son alrededor de 40 sabores que prepara durante el día y la madrugada, ya sea para la venta o entrega a sus clientes, quienes consideran que “sin dulce no hay carnaval”. Muchas de estas delicias viajan al exterior.

Según Arízaga, los familiares de los compatriotas que viven en Estados Unidos y España, llegan hasta su local para comprar el producto y enviar al exterior.

El costo del dulce va desde $ 1 la tarrina. Durante todo este tiempo pone en práctica las enseñanzas que su abuela le dejó como herencia, a lo que sumó su propia experiencia y conocimiento.

Y es que en esta temporada, previamente al carnaval, los cuencanos quieren probar el mejor dulce. Muchas de las amas de casa prefieren hacerlo con sus propias manos. “A veces uno mismo pone los mejores ingredientes”, indica Marcia Castro, ama de casa.

En los mercados de Cuenca, las frutas están a disposición de los compradores. Desde los cantones de Paute, Gualaceo y Sígsig, llegan los mejores duraznos, claudias, peras, capulíes, pero también hay parroquias que abastecen de estos productos que no solo se quedan en la ciudad, sino también van a los mercados de Machala y Guayaquil.

En la parroquia Bulán, para muchos están las mejores peras y manzanas, una cosa similar sucede con la parroquia azuaya San Bartolo, donde sus pobladores cosechan las manzanas y el capulí para traer a Cuenca.

“El año anterior nos llenamos de frutas, en este hay una pequeña disminución debido a las fuertes granizadas que cayeron y nos destruyeron los frutales”, dijo Narcisa Pando, que llegó desde el cantón Paute con duraznos, que ella llama “abridores”, los cuales son una variedad propia de este sitio y muy buscada por los compradores debido a su exquisitez. “Hay que aprovechar hasta marzo y comer buenos frutos”, dijo Carmen Pazán, una ama de casa en el mercado El Arenal. (I)

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A pocos minutos de la capital provincial, el poblado –compuesto por unas 4.000 personas– es visitado por turistas de Canadá, Estados Unidos y Europa. La laguna, el cerro y la iglesia son sus actractivos.

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