La cobertura de un terremoto es una de las tareas más difíciles para un fotorreportero
El 16 de abril, tras una sesión fotográfica en Ligüiqui, pequeño poblado de pescadores, Rodolfo Párraga (‘Palermo’) iba a Manta para cumplir con las actividades de un sábado normal. A las 18:58 el taxi en el que viajaba perdió el control por un fuerte movimiento, era el terremoto. Cuando la tierra dejó de temblar pidió al conductor que lo trasladara a Tarqui para captar con su cámara las estremecedoras escenas. Recién a las 02:00 fue a su casa para cerciorarse de que los suyos estuvieran bien. A las 06:00 del domingo 17, viajó a Portoviejo. Así emprendió la jornada que captó el dolor, el sufrimiento y la esperanza del pueblo manabita. Su trabajo priorizó el respeto a las víctimas. “No cualquier fotógrafo debió estar en la cobertura del terremoto; la prensa rosa no está comprometida con los siniestros, la crónica roja apunta al morbo”. En las páginas que siguen, imágenes inéditas de ‘Palermo’ y del resto de fotorreporteros de este Diario. (I)