Ciudadanía
El mall cambió la vida social y comercial de Ambato
Hasta hace 11 años, las actividades comerciales, financieras, sociales y recreativas de Ambato se concentraban en un solo sector: el casco urbano. Con la apertura del Mall de los Andes, en 2005, esto cambió de forma radical. Ese año era el único centro comercial de la Sierra centro.
Ubicado en el sur de la urbe, fue el pionero en la descentralización de la capital tungurahuense, porque permitió la aparición de varias entidades que hoy tienen sus oficinas en barrios como Huachi Chico, Oriente, Nuevo Ambato, Presidencial, y otros.
La apertura de este centro comercial cambió la vida social y hábitos adquisitivos de la población, como lo asegura Norman García, sociólogo. “En una urbe tan comercial como Ambato, la apertura de un shopping representa un verdadero desafío. Hace 11 años el ambateño promedio acostumbraba a realizar la mayoría de compras, como ropa, comida, calzado y electrodomésticos, en plazas y mercados”.
Hoy en día, grandes tiendas del centro comercial ofrecen estos productos con calidad y facilidades de pago, lo que obliga al comercio tradicional a mejorar sus servicios.
¿Competencia desleal?
Carlos Maisanche, dirigente de una asociación de comerciantes del Mercado Modelo, afirma que aunque la competencia es positiva, la presencia del mall cambió los hábitos de consumo.
“Antes los visitantes de los centros populares de expendio eran más. Los padres solían llegar con sus hijos, tenían más tiempo para escoger el producto y hasta para socializar con los vendedores”. Hoy, debido al acelerado ritmo de vida, las mercancías se adquieren a la brevedad posible, lo que obliga al consumidor a comprar en tiendas de productos procesados y donde todo está listo, como en tiendas de los grandes centros comerciales.
El sitio preferido para realizar las compras semanales es el centro comercial porque en este espacio se ofrecen varias posibilidades de entretenimiento para todas las edades.
Álvaro Rothembach, gerente regional de Corporación Favorita, propietaria del Mall de Los Andes, afirma que la presencia de este sitio de consumo solo amplía la oferta comercial en la ciudad y descarta que pueda representar una competencia desleal para el sector comercial tradicional.
Rothembach indica que el objetivo de abrir un mall no es obligar a cerrar pequeños negocios ni ser rivales para ellos, sino ampliar las alternativas adquisitivas de los usuarios.
Además, según indica, este lugar no solo tiene locales de venta de alimentos y productos de primera necesidad, sino que además agrupa a entidades financieras, farmacias, salas de cine, librerías, restaurantes.
Punto de referencia
Cerca del Mall de los Andes se encuentra la Universidad Técnica de Ambato (UTA), el Ministerio de Inclusión, negocios de venta de vehículos, instituciones crediticias y, sobre todo, el nuevo edificio municipal, cuya presencia se debe precisamente al desarrollo comercial y crecimiento urbanístico y poblacional de la zona sur.
Según Verónica Sánchez, antropóloga de la UTA, además de ser un punto comercial estratégico, el mall se ha convertido en uno de los principales lugares de encuentro y referencia.
“El reloj del parque Cevallos, la Casa del Portal, la Catedral, la Quinta de Juan León Mera, entre otros puntos, eran hasta hace una década los sitios referenciales de la capital tungurahuense”. Según Sánchez, hoy esta lista la encabeza el patio de comidas de este centro comercial, cuya capacidad es para 750 personas. Para la antropóloga, la apertura de este lugar reveló diferentes fenómenos sociales y urbanísticos, como el desplazamiento posprogreso, fenómeno migratorio que se caracteriza, principalmente, por la mudanza de locales comerciales de un sitio a otro, después de constatar el despegue comercial del negocio pionero.
“Esto es normal pero impresiona la competencia publicitaria que se desata después del traslado de negocios. Sin duda la presencia del mall, así como del Multiplaza, pequeño centro comercial ubicado en Ingahurco, aportó al desarrollo de la urbe porque surgieron otros negocios alrededor”.
La especialista advierte que todavía es difícil determinar si estos centros comerciales incidieron en la disminución de los clientes de los pequeños locales que, durante décadas, generaron ganancias. (I)