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El exceso de consumo de carnes rojas pone en alerta tu salud cognitiva
Un estudio reciente realizado por investigadores del Mass General Brigham, la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y el Instituto Broad del MIT y Harvard reveló que el consumo frecuente de carne roja procesada incrementa el riesgo de desarrollar demencia y deterioro cognitivo. La investigación, basada en datos de 133.771 personas sin diagnóstico de demencia al inicio del estudio, determinó que 11.173 participantes fueron diagnosticados con la enfermedad hasta 43 años después.
Los resultados indican que quienes consumían al menos un cuarto de ración de carne procesada al día tenían un 13% más de riesgo de desarrollar demencia y un 14% más de probabilidad de experimentar deterioro cognitivo. Para entender mejor esta medida, los investigadores explican que equivale a dos pedazos de jamón, una rodaja y media de mortadela o algún otro tipo de embutido al día. Además, el estudio concluyó que el consumo de carne roja procesada se asocia con un envejecimiento acelerado en la memoria verbal y en la cognición global.
Más allá del impacto en la salud cerebral, los expertos también advierten sobre otras consecuencias del consumo excesivo de carne roja. Se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer de colon, alteraciones en la acidez del organismo y la aparición de infecciones intestinales debido al uso de antibióticos en los animales destinados al consumo. Para reducir estos efectos negativos, los investigadores recomiendan reemplazar la carne roja procesada por fuentes de proteínas más saludables, como frutos secos y legumbres, lo que podría disminuir el riesgo de demencia en un 20% y retrasar el envejecimiento cognitivo en hasta 1,37 años.
Además de la carne roja, otros alimentos pueden afectar la salud del cerebro. La psiquiatra nutricional Uma Naidoo, investigadora de neurociencias en la Escuela de Medicina de Harvard, identificó que las frituras, los alimentos ultraprocesados, los azúcares y el alcohol son factores clave en el deterioro cognitivo. Según Naidoo, estos productos causan inflamación, afectan el aprendizaje y la memoria y pueden dañar los vasos sanguíneos que conducen al cerebro. La especialista destaca que reducir su consumo podría ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas.
El impacto de la alimentación en la salud cerebral es un tema cada vez más relevante en la investigación científica. Según Daniel Wang, autor del estudio y miembro del Brigham and Women’s Hospital, las pautas dietéticas generalmente se centran en la prevención de enfermedades cardíacas y diabetes, pero la salud cognitiva debe recibir mayor atención. "Esperamos que nuestros resultados fomenten una mayor consideración sobre la conexión entre la dieta y la salud cerebral", concluye Wang.
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