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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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San Pedro y san Pablo, una fiesta religiosa con esencia manaba

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Los pescadores manabitas viven su fiesta. En diversas fechas, entre junio y octubre, los trabajadores del mar rinden tributo a sus patronos, san Pedro y san Pablo, apóstoles de Jesucristo.

Llegó el tiempo esperado; ya todo está listo. Las personas vinculadas a la actividad pesquera se preparan por varios meses para esta fiesta, que se celebra en diversas caletas manabitas.

Los pescadores dejan sus lanchas acoderadas en el muelle pesquero de sus localidades para elevar una plegaria y festejar a san Pedro y san Pablo.

Se despiden casi por 2 semanas del sonido que los arrulla por las noches, la melodía que les hace compañía en su trabajo: el reventar de las olas. Los marineros manabitas se refugian bajo los brazos protectores de Dios, en un acto de fe y agradecimiento participando en las fiestas de los santos apóstoles Pedro y Pablo junto a sus familiares y amigos.

En Manabí se practican diversas tradiciones alrededor de esta festividad, que es celebrada en algunos sectores como Picoazá, Crucita, Los Arenales, San Jacinto, San Clemente, Las Gilces, Portoviejo, Jaramijó, Manta, Montecristi, Chone, Sucre y Pedernales, entre otros. Aunque en el calendario cristiano se señala como día de fiesta a los apóstoles Pedro y Pablo, el 29 y 30 de junio, en algunos de estos lugares mencionados las festividades las realizan en otras fechas.

Los comerciantes también tienen su parte en los eventos en honor a Pedro y Pablo como los vendedores que ofertan ‘los empolvados’, un tipo de dulce tradicional. Eugenio Zambrano es una de las personas que aprovecha esta celebración para recaudar dinero. Asegura que siempre le va bien. Su próximo destino será Santa Marianita, sitio rural de Manta, donde las fiestas de san Pedro y san Pablo se realizan entre el 10 y 12 de octubre.

Esta festividad tiene presidente y gabinete

Para esta fiesta se escogen a presidentes y funcionarios, que se visten de gala y dirigen las celebraciones. En la colorida caleta de Jaramijó, por ejemplo, esta celebración va del 16 al 24 de agosto. En días previos se realiza en la localidad el Festival de la Chicha. Esta bebida, hecha en base de maíz, se disfruta en las principales calles del cantón, entre ellas la avenida Primero de Enero.

La banda de pueblo es la que anuncia, literalmente, el inicio de las fiestas. Hombres flamean banderas de sus gobiernos mientras son escoltados por sus ‘autoridades’. Se realizan largas caminatas, al estilo de procesiones, con devoción para que el año que sigue sea de prosperidad para el gremio de pescadores.

La tradición en Jaramijó data de 1929. Dentro de lo relevante consta que el 90% de los pescadores del pueblo deja su faena para participar en las fiestas, ya sea en los ‘palacios Negros o Blancos’. Algunos participantes de la tradición coinciden en que es una costumbre que dejó Joaquín Arcentales.

La presidencia la aspiran muchas personas, pero solo un mandatario es escogido. La estructuración de los gobiernos y sus gabinetes bordean los $ 25 mil. José Mera, quien participa religiosamente todos los años en estas fiestas, cuenta que los palacios, además de sus presidentes, tienen ministros, secretarios y reina, cargos que ejercen personas encargadas de solventar los gastos de los días de fiesta. “Es algo que te da estatus”, indica Mera.

Regularmente, los presidentes y vicepresidentes son los encargados de la logística de las celebraciones. Comida, bebida y visitas de palacios (cada palacio representa un gobierno) son parte de las reuniones que son matizadas con la presencia de orquestas de renombre provincial y nacional.  

Las actividades en las localidades se paralizan, ya que la mayoría de los moradores se unen al baile. El whisky y la cerveza abundan, licores que en su mayoría son financiados por los gobiernos. Las bandas encienden el ambiente, con tocadas que duran todo el día hasta la madrugada.

Esta fiesta también es un reencuentro entre familias que viajan de todas partes para celebrar a los santos apóstoles y pedir por los pescadores de las localidades. Las fiestas de san Pedro y san Pablo son preparadas con meses de anticipación.

Así lo hizo la familia de Stella López, vicepresidenta del Palacio Negro. “Ellos vinieron de Estados Unidos para ser parte de toda la planificación”. La presidenta fue Blanca López y el presidente Ken Delgado. Este gobierno está planificado hasta 2017, es decir, están escogidos 3 sucesores. La mandataria de 2015 será Alexandra Cueva.

María Franco participó en años anteriores de un gobierno. Ella tuvo que hacerse más de 3 vestimentas formales para el evento. Para asistir a los diferentes actos, todas las personas lucen trajes. Cada día se visten con un color diferente. Asisten a la Santa Eucaristía de una misa programada y luego al programa festivo.

Las supersticiones no faltan

Los moradores de los diferentes puertos invitan a sus familiares que viven fuera de Manabí, incluso en el extranjero, para ser parte de los homenajes a sus patronos. Karen Zambrano asistió con fe a esta convocatoria. Fue parte de la procesión que pasó por algunos sectores. Unas 40 parejas sintieron la satisfacción de haberle respondido a los santos apóstoles.

“A mí me llegó la invitación y no me pude negar, porque es verídica esa historia de que se le aparece la culebra a quien no asista. A un pescador, incrédulo, se le presentó”, señala con algo de temor Karen. Es que en estas celebraciones también hay supersticiones, como la de que una serpiente se venga de quienes no se rindan a los pies de Pedro y Pablo. También hay la creencia de que llegan tiempos de pobreza y desdicha para quienes provocaron el enojo de los apóstoles.

Celebración patrimonial desde 2007

Los pescadores de Machalilla y Puerto López también paralizan sus actividades para celebrar a los apóstoles Pedro y Pablo con una misa en la playa y la procesión en sus costas. Esta última parte se cumple no solo aquí, sino en otras caletas donde hay fieles de los apóstoles; en estos recorridos, los santos son bajados de la Iglesia y llevados a barcos.

Al son de la música se hace un recorrido en el que se incluyen actividades en cada embarcación. Además, la gente suele llevar comida para compartir.

Fue en Puerto López que el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, a través del área de Investigación Histórica y Patrimonio Cultural Inmaterial, en reconocimiento a los diversos procesos interculturales que se desarrollan en estas celebraciones, declaró como Patrimonio Inmaterial del Ecuador, a la Fiesta de san Pedro y san Pablo, mediante resolución N.008 del 28 de junio de 2007.

Los apóstoles y el mar

La solemnidad de san Pedro y san Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Pedro y Pablo, cada 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos.

Tanto san Pedro y san Pablo tienen historias con el mar. Pedro, antes de iniciar su peregrinar en pos de su maestro, Jesucristo, era pescador y se llamaba Simón. Se dedicaba a la faena junto a su hermano Andrés.

Otros Apóstoles que fueron pescadores eran Juan y Jacobo. Simón Pedro recibió el llamado de Jesús cuando se encontraba pescando.

De su parte, Pablo realizó sus viajes misioneros, anunciando el evangelio de salvación, en barco. Fueron 4 las travesías de este apóstol, quien era llamado Saulo de Tarso, previo a su conversión al cristianismo. En uno de esos viajes, cuando se dirigía a Roma, la barca en la que se trasladaba se hundió y Pablo naufragó.

Su confianza en Dios lo salvó de morir ahogado (según cuenta la Biblia) y pudo llegar hasta su destino. Ese tipo de fe es la que mueve a pescadores y sus familiares a confiar en los apóstoles san Pedro y san Pablo, en cuyas festividades no puede faltar el baile, la comida manaba y el whisky.

LA FIESTA

Los protagonistas de esta fiesta son san Pedro porque fue un apóstol pescador y san Pablo que estuvo profundamente comprometido con su fe cristiana.

Estas manifestaciones de fe se realizan en diferentes regiones: Montecristi, Colorado, Picoazá, Crucita, Los Arenales, Las Gilces, Parroquia San Pablo en Portoviejo. También en Manta, Jaramijó, San Jacinto y San Clemente, entre otras zonas de Manabí.

Esta festividad representa una tradición para estas poblaciones que cada año demuestran su devoción por los apóstoles. La fiesta es una muestra de agradecimiento.

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