Hasta retomar sus estudios de maestría, José Ignacio Cauza, periodista chileno, decidió, hace 2 meses, empezar un viaje por las playas de Perú y Ecuador para poner en práctica sus escasos conocimientos de surf.

Compró una tabla a mediados de 2014 y unos amigos le enseñaron lo básico para domar las olas. Tras pasar una semana en Perú, en playas como Lobitos, Órganos y Chicama, Cauza, se dirigió a Ecuador. Su primer punto fue Montañita, donde estuvo acompañado por el guayaquileño Álvaro López, su excompañero de universidad en Estados Unidos.

Por recomendaciones recibidas mientras permanecía en Santa Elena, el chileno tomó la ruta hacia Manabí, específicamente a Manta.

Le dijeron que en la ciudad había más de 10 playas y que en varias se podía surfear. La primera que visitó fue La Tiñosa, punto ubicado a 15 minutos del centro de la urbe portuaria.

Quedó impactado apenas la vio. Se preguntó: “¿Cómo se puede surfear en este lugar?”. Su inquietud estaba plenamente justificada, por la presencia de una gran roca. A pesar de ello, ‘Jochi’, como llaman a José Ignacio, se lanzó al agua. Una de las particularidades de La Tiñosa es que al subir una loma se puede observar casi toda la playa.

Por su parte René Burgos, maestro artesano fabricante de tablas y experto surfista mantense, considera a La Tiñosa como un lugar especial para realizar deportes acuáticos.

“No todos pueden apreciar la calidad de las olas acá. Fui uno de los primeros en venir a surfear a La Tiñosa y desde el principio me gustó el clima y la formación de las olas”, comenta la ‘Rana’, como conocen a este shaper manabita (término inglés con el que se conoce a los fabricantes de tablas y que traducido al español es “modelador”).

“Su condición geográfica es perfecta, ya que es una punta pronunciada. Cada vez que hay aguajes, es un punto privilegiado para surfear, ya que es un área de quiebre, en el que se forman olas de hasta 3 metros”, acota.

A pesar de sus ventajas, la ‘Rana’ explica que “surfear por el sector de las rocas es peligroso, pero el resto de la ensenada son piedras redondas y es un punto perfecto para principiantes”. Tras surfear por más de una hora, Cauza destaca:“La Tiñosa tiene las mejores olas en las que he surfeado. Espero regresar en mis vacaciones del próximo año”. En esta playa no solo se puede practicar surf en su forma tradicional, también son posibles otros deportes como el kitesurf, modalidad que consiste en deslizarse sobre el mar en una tabla, pero con la particularidad de estar sujeto mediante un arnés a una especie de paracaídas. La potencia del viento hace que la persona sobre la tabla se movilice. Cada vez hay más jóvenes que acuden a La Tiñosa para practicar esta disciplina deportiva.

En cambio el surfer mantense Miguel Ángel Ganchozo prefiere otras playas, ya que no quiere correr riesgos.

Las olas del Machángara

Daniel Álvarez es un surfista quiteño que gusta mucho de las playas de Manabí para ‘correr’ olas. Entre sus preferidas están San Mateo y La Tiñosa. Acude a Manta 2 o 3 veces por mes —sobre todo entre diciembre y mayo— para practicar su deporte favorito. “Varios años atrás escuché la sugerencia de unos amigos surfistas y decidí ir a La Tiñosa. Desde ahí no he parado, ya que tiene olas perfectas para correrlas del lado izquierdo”, comenta Daniel, quien es conocido entre los surfistas con el apodo de ‘Machángara’.

“Cada vez que me preguntaban por qué tengo un buen nivel de surf, algo que no es común entre personas que viven en la Sierra, me decían entre risas que corría olas en el Machángara. Es un apodo que me causa gracia y que me gusta mucho”.

El quiteño está encantado con La Tiñosa porque allí las olas llegan con mucha potencia. “Me gusta surfear ahí porque no hay mucha gente, siempre vamos 4 a 5 personas, entonces tengo la oportunidad disfrutar más”, dice.

Debido a su condición geográfica, en este punto se pueden surfear olas en diferentes etapas. “Se puede hacer un pico, una pared y un tubo. Hay una condición idónea para surfear”, explica.

‘Machángara’ resalta que entre las decenas de puntas para surfear en Manta, las de San Mateo, La Escondida (en El Murciélago) y La Tiñosa son las que le representan una mayor exigencia.

La Tiñosa es una playa de 2,5 kilómetros de extensión, en la que no hay ninguna construcción de cemento. Solo se divisan 2 chozas, en las cuales las personas de localidades aledañas expenden comida. Los comerciantes se dedican a esta actividad sobre todo en fines de semana y feriados. Predominan el pescado frito, los ceviches, y el arroz marinero.

Uno de los puntos más atractivos de esta playa es un peñasco, al que acuden, con regularidad, turistas que buscan estar en mayor contacto con la naturaleza y alejarse del estrés. Es un lugar ideal para para tomarse fotografías.