Los productos se pueden encontrar en lugares como Chone. San Vicente y 24 de Mayo
El mate, un producto que fue parte esencial de la vida de los manabitas de antaño
En el vaivén de la modernidad, las personas han cambiado su manera de vivir, dejando de lado muchas de sus tradiciones. Las mujeres pasaron de tener sus tertulias vespertinas a la orilla del río mientras lavaban la ropa a utilizar las lavadoras. La tecnología, de su parte, tiene a las personas encerradas en una burbuja que parece irrompible.
Todos recuerdan las pláticas con sus abuelos. Ellos son como un libro, llenos de conocimientos, experiencias y viejas costumbres. Es como si el hablar con ellos transportara a cualquiera al pasado, cuando todo era más natural. A los jóvenes los llevan a un mundo que imaginan en blanco y negro, como las películas de antaño, pero con las palabras de los más viejos, estos escenarios toman vivos colores.
Quienes habitan a la orilla del río Muchacho, en Canoa, del cantón San Vicente, no están alejados de esta realidad. Hace aproximadamente 50 años, la vida era muy diferente en la zona. Las casas eran de caña guadua y en la localidad había muy pocos habitantes. Los alimentos se cocinaban en hornos de leña.
Las verduras y frutas se cosechaban en un ambiente más sano que el actual, no había químicos ni fertilizantes, solo estaba el abono natural. De igual forma, las aves, ganado vacuno y bovino tenían una mayor alimentación, no se utilizaba la comida balanceada ni las hormonas para acelerar su crecimiento.
Todo esto era una cadena que terminaba con una vida mucho más sana. Topando el tema de la comida, a la hora de servir los alimentos no se lo hacía en platos de porcelana, ni se utilizaban cucharas metálicas. Era una época en la que se cocinaba en ollas de barro.
En la mesa eran infalibles los platos y cucharas de mate. Este material era ampliamente utilizado por nuestros ancestros en la vida diaria.
Se multiplica por semillas, de 7 u 8 centímetros. Es un árbol que se cultiva en zonas subtropicales. El fruto seco y vacío sirve como utensilio casero para la confección de algunas artesanías.
Es una de las seis especies de la familia bignoniaceae, también originaria del zapallo. Son nativas del sur de Florida, el Caribe, sur de México, Centroamérica y norte de Sudamérica. Por lo general, la planta logra un tamaño de hasta 5 metros.
Sus ramas son retorcidas y de copa abierta, sus hojas son ovoideas y están dispuestas en fascículos, las cuales son algo variables. Miden 4 centímetros de ancho por 26 de largo.
El fruto es de apariencia verdosa, en forma de esfera, su corteza es lisa. Debe ser cosechado en luna menguante, caso contrario, el fruto se pudre. Se debe escoger el mate cuya piel esté más dura, así se evita dañar el exterior.
Para ser utilizado entero, se abre un pequeño hoyo por el lugar donde estaba el tallo que sostenía al árbol.
Por ahí se extrae la pulpa, la que se destroza con una pequeña varilla de hierro y un palo fino. Luego se lava y se deja secar a media sombra, para posteriormente pintar con tintes naturales y finalmente con laca natural para darle brillo.
Formas y usos
Para tener platos, cucharas o diversas artesanías, el mate debe pasar por un proceso que puede durar de 2 a 15 días, dependiendo de la forma que se le quiera dar. En el pasado, hace unos 600 años, muchas familias de la cultura Valdivia hacían sus platos con mate.
Para Mariana Lucas, habitante del 24 de Mayo, el mate fue parte de su infancia. “En mi niñez, mis abuelos y mi madre comíamos en los utensilios de mate, el sabor de la comida era diferente. Añoro con muchas ansias el sabor de los alimentos de ese tiempo. Se está perdiendo la tradición de nuestros abuelos, pero así es la vida y debemos acoplarnos a los cambios”, manifiesta Lucas. En la actualidad, es normal ver que en casas de diversos sectores de Manabí tengan utensilios hechos de mate, pero como adorno.
Existen 4 tipos de mate que son totalmente utilitarios. El mate coso, en el que se puede tomar una pequeña cantidad de agua; el mate miniatura, que sirve para guardar joyas o semillas de frutas; el mateancho (el más utilizado) sirve para depositar huevos, para bañarse y para hacer platos, cucharas y cucharones; y el mate bototo, que alargado y se utiliza para guardar agua.
Del mate ancho se puede hacer la susunga, utensilio utilizado como cernidero. Para realizar un mateancho (especie de cazuela o lavacara) se deja la esfera completa, no se la debe abrir en seguida, pues se puede partir. Se la debe dejar secar hasta un día luego de la cosecha, para que la pulpa que queda adentro se pegue más a la cáscara, tras el contacto con el oxígeno.
Después de que pasan las 24 horas, el mate se corta con una sierra, luego se saca la pulpa con una cuchara y se parte en 2 para hacer el mateancho. También se lo puede cortar en más partes, si se desean obtener cucharas.
Además de mateancho, el mate se puede utilizar para elaborar susungas (cernideras), bototos (cantimplora), cozos (especie de jarros), entre otros objetos. La madera es utilizada en ebanistería para elaborar cajones, catangas (instrumento de pesca), cercas y colgadores de ropa.
Los artesanos tienen una herramienta con la punta en zigzag, que es la que se utiliza para decorar el mate a su gusto. Una vez decorado, se espera 3 días para que cambie de color verdoso a marrón. Y finalmente se le da el uso que necesita.
La pulpa del mate es utilizada en la medicina natural, para limpiar el organismo, aliviar una inflamación, reducir la fiebre, expulsar la flema. Este fruto también sirve para hacer mermelada.
Existen muchos lugares de Manabí donde se pueden conseguir figuras hechas en base del mate. En la comuna Río Muchacho hay una tienda donde están a la venta diversos accesorios de este material.
Las alcancías se pueden comprar en ferias como la de Chone. También en 24 de Mayo se encuentran diversas tiendas que ofrecen susungas y bototos.
Darío Proaño vive en Río Muchacho. Él llegó a la localidad hace más de 30 años y empezó con la reforestación de la zona poco tiempo después. “Este lugar estaba desierto, había poca vegetación. Descubrí que esta tierra era muy fértil y empecé a sembrar árboles y plantas, entre estas coseché el crescentía, que es el árbol que produce el mate. Los lugareños de este sector habían visto cómo sus abuelos, hacían utensilios con esta fruta y los animé a que los volvieran a hacer”, cuenta.
Al principio, los utensilios no quedaban bien hechos, pero el productor de mate resalta que “la experiencia se gana día a día”. Hoy, los habitantes de este sector no solo usan el mate en sus casas, sino que lo comercializan a otros sectores.
Boris Zambrano, arqueólogo, trata de rescatar el uso del mate en la vida diaria de los manabitas. Desde hace 5 años se dedica, junto con su familia, a la recolección, procesamiento y venta de artículos de mate. Con este oficio busca rescatar una tradición. Los fines de semana expone sus creaciones en el mercado de Chone.
En ocasiones viaja con sus creaciones para venderlas en diferentes puntos del país. “Algunos niños no saben para qué se utiliza el mate y no tienen idea de su procedencia, esto es un indicador de que estamos perdiendo nuestras tradiciones”, expresa. (I)