Los foráneos llegaron hace 5 años a la capital cotopaxense
Los peruanos construyen o venden en las calles
Todos los días, de 05:45 a 08:00 y de 17:30 a 20:00, 7 puestos pequeños y ambulantes de aguas frescas, se instalan en la avenida Amazonas y calle Félix Valencia en el sector de El Salto en Latacunga. Cinco de los propietarios son peruanos.
Los extranjeros llegaron desempleados a Cotopaxi para tratar de ahorrar un capital. Manuel Tito Zambrano, de 24 años, arribó en 2009. Sus clientes varían de 20 a 35 de un día a otro.
Buscan los refrescos preparados con plantas medicinales andinas como la santamaría, linaza, uña de gato, chancapiedra, pero especialmente con los cristales de sábila a los que se les atribuyen propiedades curativas para restablecer los riñones y el hígado, aliviar la gastritis y limpiar las vías urinarias.
Él invirtió $ 250 en su carrito de madera y aluminio. El vehículo tiene capacidad para guardar 40 litros en 12 botellas grandes y 8 pequeñas. Mientras agita los envases para luego verter el contenido en un vaso desechable que cuesta $ 0,50, la clienta Laura Donoso se acerca para probar la infusión. “La consumo 6 meses porque creo que me limpiará el organismo y me ayuda a regular la digestión”.
La lluvia no altera el buen humor de Zambrano. Siempre tiene una sonrisa para su clientela. Además, demuestra interés por la salud de las personas y les sugiere abrigarse mejor para soportar el frío clima latacungueño. Para José Vargas Medina, otro de los comerciantes, no todos pueden preparar estas aguas, “pues se requiere de ciencia”. El aprendió de sus abuelos en Cajamarca, al sur de Lima.
A diario se levanta a las 04:00 para prepararlas. En esta ciudad se casó hace 2 años y formó una familia. No piensa volver al Perú, excepto para visitar a sus padres.
El principal problema que enfrentan los vendedores ambulantes es el control de la Comisaría Municipal, que trata de impedir la informalidad en El Salto. Eduardo Ricaurte, comisario municipal, recordó que aquellos que infringen la ley deberán cancelar por multa el 10% del Salario Básico Unificado (SBU).
Los reincidentes pagarán el doble del impuesto y así hasta llegar a cancelar el 50% del SBU que es de $ 170. Ni Tito ni José han sufrido el decomiso de mercadería. Es un riesgo que corren porque es el único sustento que tienen. En esta urbe hay 50 peruanos cumpliendo distintas funciones.