El camal para Latacunga costará $ 4’300.000
De los 7 camales que funcionan en igual número de cantones en Cotopaxi, solo 3 obtuvieron el permiso de funcionamiento durante 2013.
Se trata de los centros de faenamiento de Saquisilí, Salcedo, y Sigchos. Mientras que Latacunga, Pujilí, Pangua y La Maná quedaron al margen, pese a que en los últimos meses hicieron readecuaciones solicitadas por la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de Calidad del Agro (Agrocalidad).
Orfaith Rivera, director de Salud de Cotopaxi, explicó que el proceso para obtener el permiso de funcionamiento de 2014 está en trámite, “por eso ninguno de los 7 camales lo posee todavía”.
El de Latacunga, ubicado en el barrio San Martín, según el alcalde Rodrigo Espín, no cumple con los requisitos tecnológicos, pues fue implementado en las bodegas de una antigua fábrica.
“Además, se encuentra a solo 80 metros de una vertiente de agua que se conecta con el río Cutuchi”, aseguró el burgomaestre.
La Municipalidad latacungueña con la colaboración del Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro), impulsa la construcción de un nuevo sitio de desposte con tecnología de punta.
El lugar escogido para esta obra es la parroquia rural Aláquez. La megaobra costará $ 4’300.000 de los cuales $ 2’000.000 ya fueron entregados por la cartera de Estado, indicó Rosa Luz Valencia, directora zonal de Desagregación Tecnológica de la entidad de Gobierno.
Mientras que los $ 2’300.000 restantes, se obtendrán de un préstamo reembolsable gestionado por el Cabildo con el Banco del Estado.
La edificación todavía no empieza, pero según datos del Mipro, unos 80 camales clandestinos funcionan en los sectores rurales de la ciudad de Latacunga.
“Los tenemos plenamente identificados, pero no podemos intervenir porque están sobre aviso y en el momento de los controles no se los puede clausurar”, aseguró Valencia.
La funcionaria añadió que el Municipio y la Dirección de Salud trabajan en capacitaciones constantes a los introductores y vendedores, para que se conciencien sobre la necesidad de entregar un producto de calidad a la población, con el fin de evitar el contagio de enfermedades que pudieran, incluso, causar muertes. Para Rivera, el consumo de carne que no es procesada adecuadamente trae riesgos para la salud del ser humano. “En los camales clandestinos no se aplican ni las mínimas normas de sanidad”, denunció.
El médico explicó también que al no contar con un veterinario que evalúe a los animales, previo a su sacrificio, se desconoce si pueden sufrir de aftosa u otras enfermedades, y por ello su carne deja de ser recomendable para el consumo humano.
Alberto Alejandro Torres, coordinador provincial de la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), manifestó que no solo los municipios deben estar pendientes del estado y funcionamiento de los camales.
Por ello, el martes 4 de febrero, en el nuevo Centro de Atención Ciudadana (CAC), se desarrolló una reunión entre el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) y la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), para tratar el tema de los centros de faenamiento de la provincia.