El personaje
Una idea se volvió una forma de vida
La mayoría de la gente lo conoce simplemente como el dueño de ‘los pescados de La Bota’.
Vender ese alimento, acompañado de yuca, se ha convertido durante los últimos 40 años en el medio de subsistencia y la seña de identificación de Luis Carabalí.
El hombre, de 82 años, no se arrepiente de haber dejado su trabajo en una empresa dedicada a productos eléctricos para iniciar su negocio. No hacía mucho tiempo que se había mudado con su familia al barrio La Bota, ubicado en el nororiente capitalino y entonces parte del Comité del Pueblo, en busca de una casa y un terreno propios.
Corría la década de 1970 y el constante crecimiento poblacional ocasionado por la migración del campo a la ciudad estiraba a la urbe en todas las direcciones.
Y los Carabalí, originarios del valle del Chota (Imbabura), fueron parte de ese movimiento poblacional que le dio a Quito su configuración actual. Una fiesta comunitaria generó en don Luis la idea de su negocio.
Una prima suya “se puso a vender pescados durante una fiesta” organizada en el barrio.
El experimento transcurrió tan bien “que a media tarde había acabado la venta”. Luis se fue a la cama con unos pocos tragos y la inquietud metidos en la cabeza.
A la mañana siguiente se levantó, reunió unos 100 sucres que tenía ahorrados y montó su camioneta en dirección al mercado de San Roque. Se proveyó allí de los productos que necesitaba para iniciar el negocio que le daba vueltas y regresó con una mezcla de miedo e ilusión, a la vez, de que las cosas le fueran bien.
Y no se equivocó, pues su comercio de productos de mar se ha convertido en un auténtico símbolo del sector.
Hoy, además de la casa inicial posee la vivienda en la que funciona el comercio que lo ha convertido en el ‘señor de los pescados de La Bota’. (I)