Transporte “ilegal” atiende a 18 barrios
A las 05:40 sale Sara Mendoza, moradora del barrio Reina del Cisne Tres, en San Juan de Calderón, con sus dos hijos rumbo a la escuela, ubicada en el centro de Quito. Camina veinticinco minutos desde su casa hasta la parada de buses Transporsel, por calles dañadas, llenas de lodo y grietas formadas por las lluvias. Así transcurren los días para los moradores de los barrios aledaños a Calderón, por falta de transporte público.
Según datos de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) el 82% de los barrios de Quito cuenta con el servicio de transporte público y el 18% no lo tiene, en gran parte como consecuencia de la existencia de barrios no legalizados o con precarias vías de acceso.
Al barrio San Juan de Calderón llegan dos líneas: Transporte San Juan, que van a la estación norte del Trolebús; y Transporsel, hasta El Ejido. Esas compañías circulan por las avenidas principales, pero no entran a los barrios aledaños.
La situación fue aprovechada para crear una línea de transporte alternativo y prestar el servicio a esa zona de la ciudad. La compañía de transporte liviano Transportes San Juan cuenta con 35 camionetas que se ubican a un costado del parque central para recoger a quienes llegan desde Quito.
La compañía es legal, explicó Víctor Monta, quien es miembro de la directiva; pero de las 35 camionetas, 18 están aún en proceso de legalización. El costo mínimo de una carrera es de 1,50 dólares, valor que puede ir de 2 a 2,50 dólares, si el lugar es más lejano o hay más carga, explicó Monta.
Según Jaime Almeida, socio, los altos costos son “por el mal estado de las calles, porque las camionetas se maltratan: hay daños en los amortiguadores, llantas y terminales. Cada seis meses gastamos más de 400 dólares en arreglos, sin contar con el cambio de llantas”.
Para los moradores del barrio Reina del Cisne Tres, el precio que cobran las camionetas es exagerado. “Lo que queremos es que suban los buses, sobre todo en la noche”, dijo José Obando, presidente del comité pro-mejoras.
Contó que se han realizado pedidos a la Administración Zonal, pero no hay respuesta. “La cooperativa San Juan empezó a subir, pero después desistieron por las calles dañadas”, añadió.
Igual situación atraviesan los moradores de la Magdalena Alta, en el sur de la capital, pese a que las calles están pavimentadas desde la avenida Mariscal Sucre.
Una línea de la compañía Pichincha sube hacia la parte más alta cada hora, explicó Luis Molina, un morador del sector. La ciudadanía asegura que el servicio es bueno, pero reitera que son necesarias más líneas de buses.
Para llegar a la Magdalena Alta y a los barrios El Paraíso y Jesús del Gran Poder, los moradores crearon la compañía de taxis ejecutivos Transporte Magda, en la que operan 25 automóviles que salen desde la avenida Mariscal Sucre. El costo del viaje es de 25 centavos.
Luis Quinapalla, presidente de la compañía, precisó que “lo único que hacemos es brindar ayuda a la comunidad, ya que los buses suben poco y no llegan hasta muy arriba”, manifestó.
Acotó que para El Paraíso y Jesús del Gran Poder se han destinado cinco vehículos, a las 05:00 y 21:00, “cuando necesitan transporte para llegar a sus trabajos y en la noche a sus hogares”, dijo.
Para María Tipanluisa, moradora, es importante que lleguen los buses, porque los otros vehículos los llevan solo hasta la avenida Mariscal Sucre, y ella necesita salir al Centro Histórico, en donde queda su trabajo.