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El Telégrafo
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La obra servirá a 2 millones de personas y por ella transitarán unos 5 mil vehículos diarios

Tababela tiene 2 accesos desde el martes (Infografía y Galería)

Tababela tiene 2 accesos desde el martes (Infografía y Galería)
31 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

La apertura de la Ruta Collas al tránsito facilita desde la noche del martes el acceso de viajeros al aeropuerto de Quito (Tababela), desde el norte de la ciudad, e Imbabura y Carchi. Así, llegar desde barrios capitalinos como San Carlos, Rumiñahui o Ponciano hasta el nuevo aeródromo, tomará 42 minutos, según cálculos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).

Virginia León, quien vive en el barrio Andalucía, en el norte de la ciudad, dijo es “una ventaja que hayan terminado la carretera” porque antes le tomaba más de una hora llegar al aeropuerto para viajar a Guayaquil, mientras que ayer le tomó alrededor de 40 minutos.

En tanto que quienes provienen de las provincias norandinas ya no necesitan ingresar a la urbe para llegar al Mariscal Sucre. Quienes se dirigen hacia el centro-norte o sur de la capital, tampoco necesitan entrar a Quito; a partir de la nueva arteria pueden tomar la Vía Interoceánica o la carretera E-35.

De acuerdo con el Ejecutivo, se prevé que la Ruta Collas beneficie a unos 2 millones de personas y que por ella circulen diariamente alrededor de 5 mil vehículos.

El inicio de la circulación de automotores, a las 18:00 de anteayer, coincide con el anuncio del Presidente de la República, quien el 29 de junio aseguró que la carretera estaría habilitada a fines de este mes.

Con Collas, el aeropuerto capitalino cuenta ahora con 2 accesos directos. El otro es la mencionada Vía Interoceánica, que une a la infraestructura con el centro-norte urbano y el resto del valle de Tumbaco.

Durante su recorrido por la Ruta Collas, a finales de junio, el Jefe de Estado anunció también que debido a la inversión ($ 198 millones) se ha previsto la colocación de un peaje, cuyos estudios tomarían 60 días.

La tarifa todavía no está determinada pero, según el Presidente, significará “una mínima parte del costo de un embarque de flores”. De hecho, los floricultores están incluidos entre los beneficiarios.

Pedro Ango, otavaleño que viaja 2 o 3 veces al año a EE.UU., no solo destacó el ahorro de tiempo, sino que “es tan buena la carretera que se justificaría pagar un peaje”.

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