El personaje
Segundo conserva el arte del trabajo fino con madera
La técnica del taraceado fue introducida por los árabes en España. El nombre proviene incluso de la palabra tar’sia. Y con la conquista, empezó a utilizarse en el Ecuador y el resto de Hispanoamérica en los trabajos de carpintería y ebanistería.
Consiste en la aplicación de incrustaciones, a las que en otras partes suele llamarse por su nombre original crustae, sobre la madera.
Segundo Caroa Caiza asegura ser uno de los últimos artesanos quiteños que conoce y domina esta técnica artesanal.
La aplica en el local que mantiene en la esquina de las calles Espejo y Montúfar, en pleno Centro Histórico.
El lugar está dedicado a la confección de elementos de madera desde hace 70 años, cuando lo arrendó Salomón Enríquez, el propietario original del negocio.
Fue el mismo don Salomón, como acostumbra a llamarlo Segundo, quien lo invitó a aprender “el trabajo fino en madera porque estaba cansando y andaba pensando en retirarse”.
No es lo único que le enseñó. También le inculcó valores como la honradez, dedicación al trabajo, la puntualidad y, sobre todo, el cumplimiento con los clientes. “Hay cada badulaque (incumplido) que hace quedar mal a los demás”.
Otro secreto que Caroa aprendió de su mentor fue la elaboración de bargueños. Se conoce así a muebles de madera con adornos de taraceado y muchos cajones, pequeños compartimentos y estantes.
El carpintero afirma que este tipo de trabajos ya no se hacen y le apena que la técnica muera con él. (I)