San Roque es un testigo olvidado de la historia
En las faldas del volcán Pichincha se asienta el barrio San Roque, testigo de la historia de un populoso sector y tradicionales sitios que identifican a Quito.
Ahí está ubicado el ex penal García Moreno, el segundo centro de abastecimiento de víveres como es el mercado que lleva el mismo nombre, la “zona rosa de las canteras”, una de las últimas lavanderías populares de la ciudad, a poca distancia se encuentra el Templete de la Libertad, entre otras dependencias de asidua concurrencia.
Según el historiador Alfonso Ortiz, la zona de San Roque es uno de los barrios más históricos de la ciudad.
Investigaciones indican que fue cuna de la revuelta de los barrios contra los “chapetones” en 1765.
Allí se lanzó la proclama para la independencia de la ciudad, desde ahí se hacia el llamado a la unión de varios sectores en contra de la represión española. “Es una ignorancia total que se lo haya designado como una antimaravilla”, dice.
Las casas tradicionales son habitadas en su mayoría por gente del pueblo que se siente “quiteña de sepa”, de ahí que cuenta las leyendas e historias. Pero también es un lugar que da cabida a los “paisanos” o recién llegados a la capital.
El tiempo no ha transcurrido en gran parte de San Roque, sigue como antes y hasta un poco descuidado, porque se evidencia la falta de trabajos en las calles, basura y desorden en los alrededores del mercado y sobre todo la inseguridad que hay en la noche.
Los moradores del barrio, en su mayoría, son comerciantes del mercado. Los dueños de las casas se alejaron de la zona para radicarse en otros sectores de la ciudad.
José Guachamín vive en el sector desde hace 28 años y recuerda que antes el mercado estaba situado en las calles Rocafuerte y Chimborazo. Entonces el barrio era una zona tranquila como toda la ciudad.
Recuerda que sus abuelos hablaban de historias de luchas y reuniones en la que las tertulias fueron el mecanismo para que la gente visibilice la gesta libertaria, en la que participaron los barrios rebeldes de Quito, San Roque, a la cabeza, San Marcos, San Juan, San Sebastián y Santa Bárbara.
Bernardo Fuertes, administrador e inspector del Mercado de San Roque, admite que uno de los problemas es el comercio informal, a lo que se suma la delincuencia, por lo que se trabaja en un proyecto de modernización.
Agustín Palomo, presidente del barrio, revela que presentaron un anteproyecto para una regeneración ecológica y unirla con el ofrecimiento de regeneración propuesta por el alcalde, Augusto Barrera, hace un año. Sin embargo, hasta la fecha no hay ningún resultado.
El anteproyecto contempla un proceso de arborización, rehabilitación de parques, vías, aceras, centros culturales y el mercado. Los moradores dicen que el sitio rosa y el ex penal son las principales causas de la presencia de los delincuentes, por lo que piden reubicarlos.