El fenómeno natural es poco común, pero no se descarta su repetición
Remolino de viento dañó 54 casas en Tumbaco (Galería)
La tarde del martes resultará inolvidable para los moradores de los barrios Chiviquí y La Tola Chica (Tumbaco), debido al remolino de viento que, según el reporte del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), alcanzó una velocidad de entre 60 y 70 kilómetros por hora.
El evento levantó por los aires y dañó techos, cercas, sembríos, animales e incluso enseres domésticos; también derribó árboles, postes y cortó el suministro eléctrico en el sector nororiental del Distrito.
Ayer, el paisaje mostraba casas cubiertas con plásticos, ventanales rotos, ramas y troncos de árboles desparramados por doquier, láminas de techos de asbesto dobladas por la mitad y arrugadas como si se tratara de hojas de papel.
Con las primeras luces del día, los afectados se reunieron para arreglar y limpiar sus viviendas. No era extraño ver a mujeres y hombres entrados en años subidos en los techos tratando de unir pedazos de tejado de asbesto y zinc para proteger sus viviendas.
Otros sacaban agua del interior de sus hogares o barrían en las veredas y patios los escombros dejados por el torbellino del día anterior.
En una de las viviendas afectadas de La Morita se encontraba Isabel Zurita (75 años) tomando algo de sol para calentarse. Había pasado una noche a la intemperie, pues su casa fue una de las que se quedaron sin techo.
Los ojos de la anciana se llenaban de lágrimas y sus manos temblaban mientras narraba lo ocurrido. Relató que cuando el ventarrón llegó a su casa, la acompañaba su nieta de 6 años. Creyó que la hora de la muerte le había llegado, ya que intentó escapar con la pequeña, pero las puertas estaban remordidas.
Según la mujer, gritó pidiendo auxilio a sus vecinos, pero nadie acudió a su llamado, así que optó por abrazar a su nietecilla, encomendarse al cielo y esperar a que ocurriera cualquier cosa.
Cuando la lluvia se calmó, salió al patio y vio los destrozos provocados por la tormenta. Entonces, buscó a su perrito, pero hasta el mediodía de ayer no lo hallaba.
Por su parte, Edwin Alquinga, morador de Chiviquí, comentó entre sorprendido y asustado: “Esto nunca ha pasado en Tumbaco. No lo podía creer. Comprendí el peligro que corríamos cuando vi que una de mis vacas empezó a volar; la pobrecita mugía desesperada. Intenté tomar la soga que colgaba de su cuello, pero sobre mí empezaron a volar el tejado y ramas de los árboles. Entonces preferí resguardarme en mi casa. Después de la lluvia encontré a unos 10 metros de mi hogar a mi vaquita”.
Historias parecidas eran narradas por otros vecinos de la zona, quienes aseguraban sentir temor por lo que pudiera ocurrir en el transcurso del invierno que recién está empezando.
Según la Secretaría Metropolitana de Seguridad, 54 casas fueron afectadas en total.
En la mañana de ayer, varios elementos del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ) asistieron a las familias, proporcionándoles plásticos para cubrir los agujeros de los tejados. Para la tarde se esperaba el arribo de materiales para reemplazar los techos y ventanales dañados.
Juan Zapata, titular de la Secretaría, aseguró que el Municipio correrá con los gastos de la reparación de las cubiertas, excepto para algunas familias que no determinó, cuyas condiciones económicas no las harían acreedoras al uso del fondo de emergencia municipal.
Y añadió que como producto del fenómeno hubo 3 personas afectadas; 2 por ataques de pánico y un menor de edad con heridas leves; ninguna corrió peligro.
La noche del martes, los organismos de socorro establecieron un albergue para las familias perjudicadas en la iglesia del barrio La Tola Chica, en donde fueron alojadas 19 personas.
Hasta ayer, en los barrios afectados se mantenía el resguardo de la Policía Metropolitana, Nacional y de los bomberos.
UN EVENTO POCO USUAL QUE CAUSÓ DESTROZOS Y MIEDO
Lincoln Cevallos, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), calificó de inusual al remolino de viento ocurrido luego de las 15:00 de anteayer en el sector La Morita (Tumbaco) durante una tormenta.
Cevallos recordó que 2 años atrás sucedió un evento similar en el sur del Distrito, el cual también destruyó los techos de varias viviendas.
Sin embargo, el experto considera poco probable una repetición inmediata del evento, aunque añadió que tampoco podría descartarse que volviera a ocurrir en algún momento en la ciudad.
De acuerdo con el Inamhi, los remolinos de viento (los expertos rechazan el término vientos huracanados) ocurren, entre otras cosas, debido a un intercambio brusco de masas de aire frías y calientes, lo que, a su vez, genera una fuerte variación de la presión atmosférica.
Esta situación, afirmó Lincoln Cevallos, provoca el descenso de vientos de gran intensidad casi hasta la superficie terrestre.