Quiport, administradora del aeropuerto de Tababela, registró múltiples incumplimientos de las condiciones del contrato de concesión cuando se inauguró la estructura el 20 de febrero anterior.

A ello se debieron los 730 mil dólares que le cobró el Cabildo  quiteño por no cumplir con las facilidades a las que estaba obligada la firma y que solo se subsanaron totalmente el 15 de julio, es decir 146 días después.

Freddy Égüez, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Servicios Aeroportuarios, señaló que entre los problemas que se encontraron al inicio de las operaciones, estaba el uso de buses que no cumplían con los requerimientos contractuales para llevar  pasajeros desde la antigua a la nueva terminal.

Según Égüez, cuando se realizó la mudanza, descubrieron que no eran los buses con diseño de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), que “son los que se utilizan en los aeropuertos”. Y añadió que era prácticamente imposible para un pasajero subirse (a ellos) con dos maletas; “no tenían de dónde sostenerse; eran buses cualquiera”.

Según el funcionario, otro de los problemas detectados fue que la compañía no tenía un plan de manejo de desechos sólidos aprobado. Esto habría obligado a que Emaseo debiera prestar contenedores para la recolección de basura en el lugar.

Así mismo, no estaban terminados los almacenes temporales de carga ni la terminal de aeronaves pequeñas, entre otros detalles.