En Quito, la mayor fuente de contaminación del aire son los vehículos que circulan por la capital.

Así consta en los informes anuales sobre contaminación atmosférica que emite la Secretaría Metropolitana del Ambiente. En 2015, según el organismo, las emisiones de monóxido de carbono (CO) sumaron 5,7 millones de toneladas.

De ellas, el 52% estuvo vinculado a la combustión de diésel y gasolina para transporte; el 35% al consumo de energía de la industria (generación eléctrica y uso de gas y diésel) y el 13% por la descomposición de residuos sólidos.

Según la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), el parque automotriz quiteño está conformado por 450 mil vehículos.

Y de esta cifra, el 23% de los desplazamientos que se realizan en la capital a diario son a bordo de vehículos privados.

Estos serían los afectados si se concreta el anuncio del alcalde Jorge Yunda de que la restricción para circular, conocida como Pico y Placa, se amplía al día completo, mientras se ejecuta un plan intensivo de pavimentación de seis o siete meses.

La aplicación de la medida, desde el 3 de mayo de 2010, disminuyó los gases contaminantes, de acuerdo con un estudio internacional publicado en 2014.

Paúl Carrillo, Yiseon Yoo y Arun S. Malilk, de la Universidad George Washington (EE.UU.), determinaron que las emisiones de CO bajaron en promedio el 10% entre 2010 y 2012.

En la visita del papa Francisco a la capital, en julio de 2015, el Municipio también registró mejoras en la calidad del aire, atribuidas a la ampliación de la medida de restricción.

En el sector del parque Bicentenario, donde el Pontífice celebró una misa, las mediciones arrojaron 0,37 mg/m³ de CO el día del evento religioso. En esa zona, el nivel promedio del contaminante es 50 mg/m³.

El Pico y Placa se estableció por ordenanza del Concejo Metropolitano. Por ello, una modificación debería realizarse del mismo modo, según el vicealcalde Santiago Guarderas. (I)