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Marcha-minga busca borrar las huellas de las protestas en Quito

En las calles del Centro Histórico, los participantes pintaban las paredes para borrar los grafitis de las casas.
En las calles del Centro Histórico, los participantes pintaban las paredes para borrar los grafitis de las casas.
Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
21 de octubre de 2019 - 00:00 - Redacción Actualidad

Miles de ciudadanos de todas las edades se congregaron la mañana del domingo 20 de octubre de 2019 en el Arco de La Circasiana (avenidas Patria y Amazonas) del parque El Ejido para efectuar una caminata-minga por la paz.

La idea era recorrer los sitios que se convirtieron en puntos de los enfrentamientos entre miembros de la Policía y manifestantes durante las protestas contra la liberación del precio de los combustibles.

Tras haber terminado las protestas el objetivo de los participantes fue transmitir un mensaje de paz y reconciliación y efectuar una jornada de aseo para continuar con la recuperación emprendida en días anteriores por el Municipio.

Para la marcha, los asistentes llegaron al punto de encuentro desde las 08:30 vestidos con camisetas blancas y con banderas de Quito y del Ecuador. También portaban escobas, fundas de basura, guantes, baldes, rodillos y palas para la tarea.

Antes de emprender el trayecto que tenía como destino el Centro Histórico, la banda del Cuerpo de Bomberos de Quito amenizó el inicio y puso el toque musical a la mañana.

A las 09:00, el recorrido empezó por la av. 10 de Agosto y luego continuó por la calle Guayaquil, una de las más afectadas por las protestas. Entre los participantes se encontraban el concejal Bernardo Abad, el exalcalde de la capital Roque Sevilla y la reina de la ciudad, Daniela Almeida.

También la empresa privada se hizo presente con personal y materiales, como pintura para las paredes de los inmuebles ubicados en la ruta de la marcha. Los grafitis fueron uno de los objetivo de los asistentes, quienes, con apoyo de lavadoras a presión y con otros materiales, trataban de borrarlos.

Los concurrentes asimismo le dedicaban tiempo y esfuerzo a retirar carteles pegados en los postes y la señalética. Utilizaban paletas y agua con jabón para tratar de remover las capas de papel.

mingaEn la Plaza de la Independencia, los asistentes a la marcha-minga por la paz dedicaban su esfuerzo a retirar carteles pegados en los postes. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo 

A diferencia del sábado 19, el domingo 20 de octubre el clima no acompañó la jornada de limpieza. Amaneció nublado y la mañana se desarrolló con bastante frío e incluso garúa, por lo que los vendedores ambulantes ofertaban paraguas a los caminantes para cubrirse.   

Jorge Carvajal, uno de los participantes en la marcha, llegó con su esposa y sus dos hijos desde el norte de la capital y comentó que aprovechó la marcha y la minga para visitar el Quito antiguo y degustar ponches y helados en una de las cafeterías tradicionales del sitio.

“Es hora de que los quiteños nos unamos y demostremos lo que podemos hacer en bien de la ciudad. Hubo quienes intentaron dañarlo todo, ahora nosotros vamos a tratar de arreglar eso que destruyeron”, dijo.

Justamente esa fue otra de las metas de la caminata, acudir a los negocios que durante los 11 días de protestas estuvieron cerrados para ayudarles a recuperar un poco las ventas que no pudieron hacer.

Uno de ellos fue la Heladería Dulce Nieve, ubicada en los bajos de la Catedral Metropolitana, en la Plaza de la Independencia. El negocio de propiedad de Mariana Tito tiene 30 años de existencia y no pudo atender del 7 al 13 de octubre debido al cierre de vías de acceso al lugar.

Su dueña calculó pérdidas por unos $ 1.000 en ventas a causa del paro, además daños en los electrodomésticos que requieren ventilación y en los alimentos preparados como helados, quesadillas, empanadas y aplanchados.

Este domingo 20 de octubre de 2019 abrieron a las 10:00 y durante dos horas vendieron gran cantidad de productos, por lo que esperaban al terminar el día contabilizar una buena jornada para disminuir en algo los efectos del cierre del local.

Mientras en los negocios, varios quiteños consumían helados y otros dulces tradicionales, en la Plaza Grande se vivía un ambiente festivo con la presencia de equipos amplificadores de sonido que ponían el conocido “Chulla quiteño”.

Al mediodía la música paró y los participantes guardaron las banderas y las herramientas que llevaron para la jornada de limpieza para ingresar a la Catedral, donde se ofreció una misa.

El alcalde de Quito, Jorge Yunda, se hizo presente en la eucaristía. Minutos antes del acto litúrgico repicaron los campanarios de los templos del Centro Histórico.

El Palacio de Carondelet todavía tenía puesto en la fachada el alambre de púas que colocó durante los días de paralización. (I)

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