Los usuarios se quejan por la incomodidad que generan los andenes temporales
Los pasajeros del Trolebús aún usan paradas provisionales
El proyecto de reconstrucción de 44 paradas del Trolebús no ha sido concluido de manera oficial y presenta problemas.
El principal es que la falta de operación de algunas estaciones obliga a que se sigan usando andenes provisionales, lo que causa molestias, sobre todo cuando llueve.
La intervención se inició en octubre de 2015 con una inversión de $ 13 millones, lo que equivale a $ 295.000 en cada parada.
La octava cláusula del contrato firmado entre la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) y la empresa Planman Cía. Ltda., establece que el plazo “(...) para la ejecución y terminación total de los trabajos contratados es de cien (100) días calendario, contando desde el día siguiente de la fecha de suscripción del contrato (...)”.
El período empezó a correr desde el 15 de octubre de 2015 y concluyó el primer trimestre del año anterior.
Sin embargo, la empresa municipal de obras públicas de Quito extendió dicho plazo por un período desconocido todavía, según confirmó la concejala Anabel Hermosa (Alianza PAIS), integrante del directorio de la empresa.
Entre los andenes que no funcionan aún están El Ejido, Plaza del Teatro y Chimbacalle, en dirección norte-sur; y de sur a norte, la parada Cuero y Caicedo.
En tanto que las paradas Estadio, La Mariscal y Colón no están en funcionamiento y, además, no cuentan con paradas provisionales, por lo que son excluidas del circuito.
El problema de exposición al clima se ha agudizado en las paradas provisionales porque, debido al uso, se han deteriorado.
En la estación provisional El Ejido, por ejemplo, la lona que la cubre está rota y ha sido parchada con diversos materiales, tales como fundas plásticas.
Los andenes provisionales costaron $ 11.306 cada uno. El 2 de octubre de 2015 la gerenta de la empresa municipal de pasajeros, Alexandra Pérez, firmó un contrato por
$ 180.900 (sin IVA) con la compañía Mecanizados Vallejo-Vargas para adquirirlos.
Debido a esta situación, las quejas de los pasajeros son constantes. La semana pasada, Emilio García aseguró que las paradas provisionales son incómodas, en general, y mucho más para personas que usan sillas de ruedas o que tienen alguna dificultad para movilizarse.
“Son muy pequeñas y peligrosas; no hay por dónde pasar. Cuando llueve es peor, todos nos mojamos”.
Con él coincidió Juan Guachalá, quien expresó: “Los quiteños hemos soportado por mucho tiempo las paradas provisionales”. Exigió a las autoridades municipales que habiliten lo más pronto posible las nuevas estaciones.
Guachalá añadió que es especialmente incómodo que algunas paradas no estén habilitadas y que, además, no exista una alterna, lo que obliga a las personas a embarcar o desembarcar en lugares distintos a los que tienen planificados. “Todo está mal en estas paradas. Ahora todos los días nos mojamos. Ahí está la nueva (parada El Ejido), ¿por qué no funciona?”.
Entre tanto, algunos andenes no han sido reconstruidos y siguen funcionando con las antiguas estructuras. Eso sucede, por ejemplo, en la parada Carolina, en dirección norte-sur y viceversa y en la denominada Montúfar.
A lo anterior se suman los problemas de acoplamiento de los nuevos buses biarticulados a las paradas remodeladas. En algunos andenes solo se utilizan 3 de las 5 puertas disponibles.
EL TELÉGRAFO consultó a la empresa municipal de obras públicas la razón del retraso en la entrega de la obra, pero hasta ayer no se obtuvo respuesta. (I)