El personaje
Los aplanchados de José son famosos en toda la ciudad
El hombre de 74 años no pierde la oportunidad para robarles una sonrisa a sus clientes. De cualquier palabra, cualquier frase, José Zambrano se las ingenia para hacer una broma.
Desde hace 19 años, vende aplanchados orejitas y melbas, en la intersección de la calle Ramón Roca y 9 de Octubre, centro norte de Quito. Desde hace 28 años prepara estos bocadillos dulces.
En la capital lo conocen por sus deliciosos aplanchados. Asegura que las cantidades exactas en la receta son fundamentales para que el producto sea rico. Dice que por eso ha ganado fama.
“Si se va un poco de agua de más, la masa ya no sirve, no se la puede arreglar. Se debe volver a empezar”.
El adulto mayor dice que seguir cursos sobre cómo hacer los aplanchaditos es fundamental. Él se levanta todos los días a las 03:00 para preparar la masa y dejarla que repose mientras trabaja.
Ocupa la esquina desde las 10:00 hasta las 15:00. Desde que instala su pequeña mesa y la sombrilla, los clientes llegan uno tras otro. Cada funda cuesta $ 1. En el día vende en promedio $ 50.
Dice que su vida ha sido difícil. Su esposa murió hace 32 años y se quedó solo con sus hijos, el último de 4 años. Asegura que fue duro pero no se dejó vencer.
Hoy vende sus productos en el país, los envía al extranjero e incluso tienen marca.
Pero además de vender, el puesto de Zambrano se ha convertido en un centro de guía turística. Los transeúntes se detienen para preguntarle sobre alguna dirección y José siempre conoce la respuesta. (I)