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Los felinos africanos y los pecaríes serán reubicados, en tanto que el mono cotoncillo será liberado

La 'maternidad' del Zoológico de Guayllabamba cuenta con 7 crías

En el zoológico se quedan los animales a los que su estado físico o comportamiento les impide volver a su hábitat, aunque se trata de que todos sean liberados.
En el zoológico se quedan los animales a los que su estado físico o comportamiento les impide volver a su hábitat, aunque se trata de que todos sean liberados.
Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO
04 de marzo de 2017 - 00:00 - Verónica Endara

La inocencia de 7 pequeñas crías llena de alegría y de ternura el ambiente del Zoológico de Guayllabamba. Saltan, corren, ruedan o toman una siesta y cada movimiento que realizan causa asombro a los visitantes.

Ese es el caso de 4 cachorros de león africano que juegan con un tronco, con la cola de su madre o con cualquier rama que se les cruce. En momentos se detienen, observan curiosos a su público y les obsequian miradas que parecen dulces.

Esta es la primera y última camada de leones africanos que nacerá en este zoológico. Llegaron al mundo el 6 de diciembre, aún están pequeños, pero ya cuentan con garras y dientes bien afilados.

Aunque están en peligro de extinción en su zona de origen, en el Ecuador se evita su reproducción pues no hay un hábitat similar al suyo que los acoja.

De acuerdo con el veterinario Pablo Arias, director del Departamento de Bienestar Animal del Zoológico, a su madre se le permitió aparearse para prevenir problemas en su útero.

Según Martín Bustamante, director del Zoológico, aún no se sabe cuánto tiempo se quedarán. Se planifica en qué centros de rescate, del país o fuera de él, serán reubicados.

Cerca de su jaula, una cría de mono cotoncillo rojo también se roba las miradas de los visitantes. Parece frágil, pero demuestra tener la suficiente fuerza para aferrarse a la espalda de su padre y no caer cuando hace piruetas en lo alto de los árboles. Solo se suelta cuando su madre lo va a amamantar.

Nació el 22 de enero y es el cuarto parto de su madre. A diferencia de los leones, será semiliberado en un bosque tropical en la Amazonía, que es de donde proviene. En este caso sí se promueve la reproducción, pues se trata de una especie en peligro de desaparecer.

Lo mismo sucede con los pecaríes de collar. El zoológico cuenta con 2 crías que no dejan a su madre ni un instante; se dan modos para no ser aplastados por los adultos y sus juegos consisten en saltar sobre los pecaríes más grandes.

Esta especie está amenazada de extinción principalmente porque se  los mata para comérselos. Aún se está planificando su reubicación.

Según Bustamante, en los zoológicos se desarrollan programas de reproducción con el fin de aprender sobre las especies y devolverlas a su hábitat.

De acuerdo con Arias, los animales que llegan al zoológico tienen historias similares: han sido rescatados o decomisados por la Policía del Ambiente y no todos pueden regresar a su hábitat.

Según Max Araujo, asistente de Proyectos del zoológico, si un animal presenta un comportamiento agresivo hacia los seres humanos, se esconde o huye, es un animal liberable porque no ha perdido su instinto salvaje. Esto suele suceder con los animales adultos.

Pero si ha pasado mucho tiempo con humanos, se ha acostumbrado a su presencia, como es el caso de algunas crías, ya no pueden regresar a su hábitat.   

El zoológico ha conseguido liberar a un gran número de animales. No se hace un seguimiento a todos ellos. Aunque sería lo ideal, el costo es muy alto. Según Bustamante cada transmisor para cóndores, por ejemplo, cuesta alrededor de $ 5 mil y dar seguimiento a los datos cuesta entre $ 10 y $ 30 mensuales.

“La misión del zoológico es apoyar proyectos de conservación, rescatar a la fauna silvestre del Ecuador, darles un hogar a los que no pueden estar en libertad y aquellos que se los puede reinsertar en la naturaleza hacerlo con las mayores seguridades”, comenta Araujo.

Para Bustamante, el zoológico es una experiencia de sensibilización con la naturaleza, es un espacio donde se busca dejar el mensaje de no al tráfico de la vida silvestre y que todos son  responsables de cuidar la biodiversidad. (I)

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