La capital recupera a sus moradores tras el carnaval
La capital presentaba ayer un aspecto desolado. Pocos transeúntes se observaban en las calles, quizá, por el frío intenso que envolvía a la ciudad.
Sin embargo, hubo quienes optaron por practicar algún deporte, que a más de la ropa adecuada para caminar y trotar, estaban bastante arropados. Los sitios elegidos fueron los parques La Carolina y el Inglés, ambos en el norte de Quito.
Casi todos los establecimientos comerciales mantuvieron las puertas cerradas y pocos atendieron al público. Los principales mercados de abastos desarrollaron sus actividades habituales, aunque el flujo de compradores era mínimo.
Conforme transcurrió la mañana, la ciudad empezó a poblarse. El clima también mejoró y el tráfico vehicular fue cada vez más fluido, especialmente hacia el norte.
Los habitantes de Quito, especialmente quienes permanecieron en la ciudad durante el feriado, no dejaron de disfrutar el último día del carnaval junto con sus familias y, al igual que los días anteriores, los balnearios y centros recreativos recibieron a un gran número de visitantes.
La “Ciudad Mitad del Mundo”, en San Antonio de Pichincha, recibió a centenares de turistas que no solamente se fotografiaron junto al célebre monumento, sino que participaron del programa artístico preparado para cerrar las festividades.
Más hacia el norte, la parroquia de Calacalí fue el paso obligado de los turistas que retornaban a la capital. Paulatinamente, la carretera que conecta a Quito con el noroccidente del país empezó a llenarse de vehículos.
Un alto número de turistas retornaba a la ciudad después de disfrutar los tres días de asueto. “Es preferible venir temprano porque más tarde se hace muy pesado el tráfico”, comentó Carlos, quien acompañado por su esposa y tres hijos, esperaba su turno para pagar el peaje en el control policial de Calacalí.
La familia retornaba de Crucita (Manabí), en donde “pasamos muy bien, buena atención y los precios no estuvieron exagerados; ahora sí, a alistarse para volver al trabajo”.
Como Carlos, cientos de conductores empezaron a retornar desde temprano. Algunos llevaban sobre las parrillas de sus vehículos recuerdos del viaje, especialmente alimentos propios de la Costa, como racimas de plátano, cocos y otras frutas compradas en el trayecto.
La presencia del transporte público también era notoria. “Venimos de Manta y todo estuvo bien”, contó una de las pasajeras que por la ventana del bus se deleitaba con el paisaje de la serranía, a pesar de una intensa niebla.
Hasta pasado el mediodía, alrededor de 1.500 vehículos habían regresado a Quito. Al parecer, el operativo conjunto entre las autoridades provinciales, la Policía Nacional y otras entidades dio buenos resultados, puesto que no hubo ningún accidente de tránsito en la vía hasta entrada la tarde.
No obstante, un derrumbe en la vía Nanegalito-Calacalí, en el kilómetro 45, provocó la congestión vehicular, pero no se reportaron heridos ni fallecidos.