En un operativo realizado por la Agencia Metropolitana de Control (AMC), la Empresa Pública Metropolitana de Rastro Quito, Agrocalidad y la Policía Nacional se clausuró un camal clandestino ubicado en el sector de Carcelén Bajo, en el norte de Quito. 

El matadero no contaba con los permisos respectivos y operaba en el patio trasero de una vivienda, en condiciones insalubres. Además se presume que los animales que eran faenados en el lugar eran de procedencia ilícita, al no contar con la respectiva documentación. 

Según la investigación de Unidad Nacional de Investigación Contra el Abigeato (UN-ICA), dos de las cinco reses sacrificadas en el lugar habrían procedido de un supuesto robo de ganado. 

Además, el lugar no contaba con las medidas sanitarias e higiénicas para realizar procesos de faenamiento. Había reses colgadas sin protección, retazos de carne en el piso y vísceras almacenadas en baldes sucios y viejos. 

En total, las autoridades decomisaron 1.200 kilos de carne que serán destruidos, al no ser aptos para el consumo humano. 

Según Gustavo Chiriboga, supervisor de la AMC, los propietarios del camal clandestino enfrentarían multas que oscilan entre los USD 4.230 y USD 7.050, de acuerdo a la normativa establecida en el Código Municipal. 

En 2024, la AMC realizó nueve procedimientos de sanción contra camales que operaban en la clandestinidad. 

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