Personaje de la Semana
“No es momento para cálculos políticos ni discrepancias ideológicas”
Es una autoridad mediática y se mueve por toda la ciudad. Jorge Yunda, alcalde de Quito, conversó con este Diario sobre el aislamiento y distanciamiento social.
En Quito todavía salen y sin protección. Es un problema social pero también de indisciplina.
La gran mayoría de la población, me atrevo a decir, el 70% tiene consciencia y ha seguido las normas de las autoridades. Pero siempre luchamos contra otro porcentaje de la población que no responde a eso. Por eso hay que trabajar día y noche para conseguir que todos estén conscientes.
Nuestra consigna es evitar los contagios frente a una realidad en la cual el ciudadano va a la calle y tiene actividades comerciales que ponen en riesgo su propia vida y la de los demás. Luchamos unidos con la Policía, el Ejército, el ECU-911 para detener ese contagio en la ciudad más poblada de Ecuador.
¿En qué sectores hay estos problemas en Quito?
Se encuentran en barrios populares, más humildes. No culpo al ciudadano que no entiende la magnitud de esta pandemia. Hay un abandono en materia de educación y en salud de años atrás. Hoy tenemos que lidiar todos los días a través de redes sociales, el espacio público, megáfonos, medios de comunicación tradicionales. De esa manera lograremos que entiendan que el virus se transmite por la nariz y la boca, cuando se estornuda. Solo al pronunciar una consonante salen millones de partículas invisibles que van con el virus. Si entienden eso y logramos que utilicen la mascarilla y mantener la distancia, habremos ganado la batalla.
¿Bajo qué consideraciones solicitó alargar la cuarentena en la capital?
Solicitamos con base en parámetros sanitarios, a indicadores epidemiológicos y estadísticos, al número de pruebas por un millón de habitantes, de las características del sistema sanitario ocupado. En ese contexto pedimos extender la cuarentena hasta el 31 de mayo. Por ahora Quito permanece en color rojo.
¿Por qué el semáforo está en rojo?
El Municipio fue el primero que usó teletrabajo, 15.000 funcionarios laboramos desde la casa. Tenemos muy buenos resultados, creo que la empresa privada y pública debe ir hacia allá. No tenemos todavía un número de pruebas para saber cuántos están infectados, tampoco tenemos la certeza sobre cuántos asintomáticos contagian a los demás.
Los datos que recopilamos nos permiten seguir en el teletrabajo y abrir otras actividades en línea. El objetivo es ganarle tiempo al virus y no colapsar el sistema de salud. De a poco saldremos a una nueva normalidad que de normalidad no tendrá nada.
¿Usted está de acuerdo con pasar a la etapa del distanciamiento social?
Cada región y ciudad tiene sus propias realidades. Quito tiene casi 3’000.000 de habitantes. ¿Por qué hablamos siempre del número de habitantes? Porque un cantón que tiene 50.000 habitantes es mucho más fácil de administrar.
Por ejemplo, Puyo no tiene ningún caso y deberá tomar las medidas adecuadas para evitar el contagio. Pero Quito que tiene contagio comunitario, el tratamiento es diferente. Por eso, cada lugar tiene su propia realidad. Llamamos a alcaldes colindantes: qué pasa si Rumiñahui decreta semáforo verde y Quito rojo, es un tema complicado.
El Municipio compró pruebas a Corea del Sur. ¿Cuántas se han hecho en Quito?
Lo ideal sería hacer pruebas a todos, pero hay límites. Nuestro objetivo es hacer 1’000.000, ya compramos 200.000 que llegan semana a semana. También adquiriremos las pruebas rápidas porque se debe trabajar entre la PCR, que trajimos de Corea del Sur y las pruebas inmunológicas. Con esos testeos podemos aislar al virus. Es decir, quien está positivo debe aislarse 14 días, quien no está contagiado debe seguir trabajando.
Pero esas pruebas son para los que están en primera línea.
Las pruebas son para quienes están en la primera línea de fuego, el personal médico, el policía, el agente metropolitano, los comerciantes de mercados, entre otros. Luego se extiende a quienes estuvieron en contacto con pacientes positivos.
Lo ideal es abrir el abanico hasta cualquier ciudadano. Las pruebas se hacen en la Universidad Central y hemos firmado convenios con la Universidad Católica, la UTE, San Francisco, ESPE. Además de las que hacen el Ministerio de Salud y laboratorios privados.
¿Cómo se ha preparado la ciudad ante la eventualidad de más contagiados que necesiten hospitalización?
Tenemos siete centros operativos temporales, uno de ellos es el del Bicentenario y ya falta poco para terminar. Por eso también pedimos alargar la cuarentena. Todos estos hospitales deben estar operando de forma inmediata para evitar lo sucedido en Italia, España o Guayaquil. Quito se ha preparado para lo peor, espero no utilizar nunca las morgues móviles, estamos listos para lo que pueda ocurrir.
¿Cómo han trabajado los empleados municipales en la calle durante la pandemia?
Ha sido arduo, duro, son verdaderos héroes que trabajan para recoger la basura, desinfectar los mercados y los espacios públicos. Además, para tener agua potable y que funcionen los servicios básicos. Ya tuvimos la lamentable pérdida de un funcionario de Emaseo por covid-19.
También murió un bombero y dos funcionarios municipales. Pero siguen trabajando en el proyecto municipal, Urbanimal para las mascotas que son víctimas de la pandemia. También ayudamos con comida a los animales del zoológico de Guayabamba, que son víctimas de tráfico, domesticados y vulnerados.
¿Qué pasará con el transporte público durante la fase de distanciamiento social?
El transporte público es el veneno más grande para la humanidad en materia de contagio. Ya tenemos un protocolo para su funcionamiento, el manejo sanitario de transporte público será solo sentados, a un metro de distancia, ni siquiera podrán ocupar dos personas el mismo asiento.
Con la sanitización y con la prueba para el chofer. Es decir, no será negocio para el transportista. Tenemos que subsidiarlo al 100% al menos el tiempo que dure la emergencia.
El Municipio también ha repartido alimentos a los sectores pobres de la ciudad.
En Quito hay personas que viven de la venta informal y del día al día y antes de la pandemia hacían cuatro o cinco dólares diarios. Teníamos mapeadas alrededor de 50.000 familias, cuatro personas por familia, casi 200.000 personas en situación de vulnerabilidad. Pero esta emergencia sanitaria aumentó ese número de personas a 500.000 e incluso la clase media ha sido afectada.
Por esa razón destinamos recursos del pueblo de Quito para comprar miles de kits alimenticios que son perecibles y pueden bastar para cuatro o cinco días y para tres y cuatro miembros de una familia. Seguimos repartiendo y llegaremos al medio millón de kits para decirles “quédate en casa” y llevarles alimentos a los más pobres, adultos mayores, madres con niños y sin dinero. Ese trabajo es del Patronato y de la Secretaría de Inclusión Social. Ha sido muy importante y lo hacemos con ayuda de las FF.AA.
¿Cómo están organizados para hacer esta labor?
A través de las redes sociales, de los medios, de las radios municipales, administraciones zonales, juntas parroquiales, líderes comunitarios. Articulamos el trabajo con ellos y tratamos de llegar lo más pronto posible. Llamamos a la solidaridad de los quiteños. Si ven que un vecino no tiene comida, por favor, extienda su mano y ayuden. O llamen al Patronato para avisarnos.
La empresa privada también ha contribuido y les agradezco las donaciones. Tenemos plataformas de donación económica y vamos a retirar los alimentos en sus casas. Nuestro centro de acopio está en la Universidad Salesiana.
¿Unidos salimos adelante, dice usted?
En este momento tenemos un solo enemigo: el virus. Todos, absolutamente todos, debemos meter el hombro para enfrentarlo. No es un momento para cálculos políticos, ni discrepancias ideológicas, es un momento para la unidad de gobiernos seccionales, provinciales y nacionales. (I)