Factory se transformó en un centro cultural dedicado a los jóvenes
Solo queda el espacio de lo que fue la discoteca Factory. Ahora, se construyó un edificio, al que lo acompaña un ancho patio. En esa área, que mañana será entregada a la Fundación Factory, se pretende realizar conciertos. Más allá de eso, según los encargados, será un espacio de fortalecimiento de los grupos juveniles.
La edificación, de dos pisos, luce aún vacía. En el sitio se plantarán árboles. En una ceremonia planificada para las 15:00 de mañana, el alcalde de la ciudad, Augusto Barrera, hará la entrega oficial.
A raíz del incendio del centro de diversiones, que cobró numerosas víctimas el pasado 19 de abril de 2008, surgieron debates sobre los espacios con los que cuentan los grupos juveniles. Una queja general es que no existían estos sitios y que los que hay son excluyentes.
“Hemos sido utilizados respondiendo a los momentos coyunturales. Yo sigo siendo discriminado, no se ha generado un proceso que rebase una simple postura, existen falencias (…) Han existido aportes de conversaciones para apropiarnos de los espacios que nos pertenecen, pero seguimos sin ser incluidos”, así piensa Luis García, del grupo Aztra.
Luego del accidente en la discoteca Factory, los familiares, grupos y movimientos culturales pidieron que se reconozcan las diversas identidades urbanas, que se promueva la reapropiación del espacio público, que se apoye el fortalecimiento de las organizaciones juveniles. Sostuvieron que es importante entender a los jóvenes como actores claves en el proceso de construcción de un país equitativo e incluyente.
Los representantes de la Fundación Factory 19 de Abril, compuesta por Gloria Cruz, presidenta y Pedro Subía, vicepresidente, recalcan que el sueño de ellos se remite a un centro cultural para que todas las artes alternativas se expresen y tengan un lugar de reunión, esto a propósito de que el jueves se les entregará la llave del la fundación reconstruida en el terreno de la ex discoteca. Ambos son padres de dos fallecidos en el incendio.
Para algunas bandas, el efecto de recuperación de espacios fue reducido al ideal de un centro que se otorgará a los miembros de la fundación. Ellos consideran que no soluciona el problema. “Habrá que estar pendientes de cómo se utiliza ese espacio, que no se convierta en un espacio exclusivo para un grupito de amigos que se califican como organización”, dijo Eduardo Cando, de Curare.
“Lo que quiere la fundación es mantener recursos para sustentar un espacio que no necesariamente va a lograr el objetivo de apropiación del lugar como tal y tampoco va a representar a los diversos grupos. No les interesa el espacio que necesitamos recuperar, no les interesan los jóvenes, el tema se ha convertido en coyuntural y no pasa de eso”, indicó García.
“¿Qué representa la entrega de un espacio que aún no está concluido y que será entregado simbólicamente? Después del 19 quizá no habrá más conversación del tema, el lugar quedará en las mismas condiciones -en proceso de construcción- y tal vez para el próximo año, en esta misma época, se vuelva a tratar este tema”, acotó.
Sin embargo, Diego Suárez, uno de los representantes del movimiento gótico y gestor cultural, resalta que la fundación será un espacio abierto, un ágora donde se destinarán las actividades culturales. “Nosotros queremos trabajar para crear conciencia, para que los conciertos no se realicen de forma clandestina”
Para varios grupos y movimientos culturales, el problema no radica en la entrega de un espacio, consideran que la visión debe cambiar desde las políticas públicas. García, por ejemplo, sostiene que este no es un problema solo de los rockeros, resaltando que este hecho le pudo haber pasado a cualquier otro grupo.
“Esto es un problema general de políticas públicas frente a la producción cultural, musical y frente a eso, seguir quejándonos y compadeciéndonos no es digno, lo decente es seguir trabajando por una escena sólida. Esa es la mejor manera de honrar a un músico caído”, señala.
Para los grupos consultados, los eventos artísticos tienen mayores regulaciones y los procesos se volvieron más complejos. Aseguran que para realizar un concierto son necesarios un sinnúmero de permisos. “El escenario se mostró claro después de lo de Factory, con el argumento de una preocupación gubernamental, para que no vuelva a pasar algo así, se incrementó el papeleo para obtener un permiso”, cuenta Cando.