El Playón de La Marín es un caos cada mañana
El sector conocido como el Playón de La Marín (centro de Quito) vive un auténtico caos en las mañanas debido a la concentración de servicios de transporte.
Allí convergen los sistemas municipales Metrovía y Ecovía, además de los buses que van al Valle de los Chillos y varias líneas de transporte público que avanzan hacia el norte o sur de la ciudad.
Un ejemplo de los problemas es lo que sucede con el Metrobus. Según Javier Vizuete, gerente de operaciones, la capacidad del andén La Marín es para 100 personas, pero en las mañanas se agolpa más de una centena que pugna por viajar hacia el norte de la urbe -generalmente se dirigen a sus trabajos o centros de estudios- y debe esperar largos períodos para hacerlo.
Este diario comprobó que desde las 06:00 se forman filas de usuarios para ingresar a la estación. Las personas se aglomeran y se arman discusiones por los puestos. Los gritos de “no se meta”, “respete”, “a la cola”, son frecuentes.
No obstante, la situación empeora a partir de las 07:00, cuando la cola sobrepasa los 30 metros. Luis, quien vende pantalones térmicos en el ingreso de la parada, contó que la situación se repite todos los días, incluso, roban a los pasajeros por las aglomeraciones.
Katherine López, una estudiante que usa el sistema diariamente para trasladarse desde Quitumbe (sur) hasta Cotocollao (norte), a su centro de estudios, relató que las filas “son interminables” y que sufre mucho maltrato. Denunció, además, que las máquinas de recaudación suelen dañarse, lo que demora más el ingreso. “El servicio es malo, pero debemos usarlo porque nos lleva al lugar que necesitamos”, afirmó resignada.
Otro usuario, Paúl Llumiquinga, añadió la falta de unidades a la lista de quejas. Afirmó que, a pesar de que las unidades llegan cada tres minutos, hay días en que se demoran más y las aglomeraciones son peores. “Lo malo es que por entrar al bus no importa a quién se maltrate. No respetan a ancianos, niños ni mujeres embarazadas”, expresó.
A pesar de que los empleados intentan organizar el sistema, resulta infructuoso la mayoría de las veces. Fernando Cifuentes, encargado del ingreso de los usuarios, contó que se intenta dar preferencia a los grupos especiales, “pero a la gente le molesta y comienza a protestar”.
Para evitar maltratos cuando se ingresa a los articulados, la empresa administradora colocó guardias en las puertas. Eso mejoró en algo el servicio, cuenta Margarita Mena. Sin embargo, la demanda es tal que hace dos semanas, un guardia de seguridad agredió verbalmente a una usuaria. El gerente de Operaciones afirmó que el hombre fue removido de su puesto de trabajo.
Vizuete agregó que se estudia el cambio de la estación a otro lugar para mejorar el servicio y descongestionar el sector. El desaparecido terminal de Cumandá es uno de los lugares a donde podrían trasladarse las estaciones de Metrobus y Ecovía. El alcalde de la ciudad, Augusto Barrera, dijo en una de sus intervenciones que se analiza el traslado de ambas paradas a El Trébol.
Lo que se descarta es que se amplíe el andén porque no se cuenta con un presupuesto para hacerlo. Por la misma razón no se incrementa la seguridad en el sistema, lo que también ha propiciado la destrucción de las paradas. En enero de este año, 26 estaciones del Metrobús, entre La Delicia y el colegio San Gabriel, fueron rehabilitadas y entregadas. En la actualidad, en varias hay desperfectos.