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El fervor religioso convoca a peregrinos, devotos y aventureros

El fervor religioso convoca a peregrinos, devotos y aventureros
17 de noviembre de 2013 - 00:00

La tarde del jueves, Diego Anchaluisa se comunicó con sus tíos y primos para recordarles que la noche siguiente se encontrarían en la entrada de Calderón para emprender en familia la marcha al santuario de la Virgen del Quinche, que realizan desde que su padre superó una difícil operación hace cinco años.

La creencia de que la intervención divina le devolvió la salud a su progenitor se volvió a confirmar cuando Anchaluisa sufrió una peritonitis aguda que se complicó. “Fue el año pasado casi una semana antes de la caminata”, recordó el joven de 22 años, cuya vertiginosa recuperación la atribuyó a la fe que le tiene a la “virgencita de El Quinche”.

“Por eso caminamos. Es bien milagrosa”, comentó mientras se frotaba las manos tratando de sacarse el viento frío que a las 21:00 soplaba con más fuerza en el sector de Calderón, donde esperaba a sus parientes para iniciar la caminata de casi 40 kilómetros hasta la iglesia, en un recorrido de más de 5 horas.

En ese momento la Panamericana Norte era un “hervidero” de gente. Cientos de personas de todas las edades se enfilaban por la avenida de seis carriles, la cual fue cerrada al tráfico vehicular por la Policía. Por allí caminaban personas solas o en grupo y familias que iban con abuelos o que llevaban bebés.

A los costados, un sinnúmero de vendedores colocaron sus puestos temporales para expender cigarrillos, gorras, sacos, bufandas, linternas, caramelos, bebidas, agua y licor. Este último lo escondían debajo de mesas con mercadería. “Se hace un buen dinerito”, comentó un hombre que vendía sobre un plástico guantes de lana a 1 dólar. La vereda se convirtió en un mercado, que se extiendía por toda la avenida. Otros comerciantes también avanzaron, acompañando a la caravana y ofreciendo sus productos.

Al filo de la vía, Erick, otro vendedor, armó una mesa para expender manzanas acarameladas. “Dólar nomás. Esto le da fuerza para aguantar el camino”, gritaba el hombre. Susana, una romeriante se acercó con su madre y mientras adquiría una manzana, contó que participan en la caminata desde hace dos años. Vestida con calentador térmico para superar el frío y mientras le daba un mordisco a la fruta, dijo: “Nos gusta el ejercicio y aprovechamos para visitar a la virgen”. Cuando terminaron la golosina se unieron a la fila de peregrinos y continuaron.

Miguel Morocho vigila desde la acera el desarrollo de la caminata. Él forma parte de los 1.200 gendarmes que asignó la Policía Nacional para garantizar la seguridad. “Está todo tranquilo”, afirmó sonriente. Recordó que el año pasado él también hizo la caminata. “No me va a creer, le pedí a la virgen que me ayude a ingresar a la Policía y ya ve, aquí estoy”, destacó.

“El párroco de El Quinche el año pasado indicó que recibieron más de un millón de fieles”, añadió el policía. El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) dijo que registró 86 auxilios leves a romeriantes.

Pese a la noche y el frío, las ventas ambulantes ofertaron sus productos a los fieles

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