El ferrocarril y el arte imprimen otro ritmo al sector de Chimbacalle
Considerado como la puerta hacía el sur de la ciudad, el barrio Chimbacalle renace junto al ferrocarril y se convierte en un sitio de cultura por la rehabilitación del Teatro México y la instalación del Museo de Ciencias.
En 1908 llegó al lugar el ferrocarril, que dio vida a la zona que en ese entonces era rural y poblada por indígenas.
La estación de trenes dio paso a la creación de numerosos negocios de comida y hospedaje, las primeras fábricas de Quito se instalaron cerca de la estación y, por ende, todos los obreros y trabajadores transformaron el barrio y lo convirtieron poco a poco en una mixtura entre industrial y residencial.
Con la modernidad, los ferrocarriles fueron olvidados y afectó a los habitantes de Chimbacalle, inclusive a las fábricas que fueron desapareciendo poco a poco.
El impulso otorgado por las últimas administraciones de la ciudad y del Gobierno permitió la rehabilitación ferroviaria, del Teatro México y del museo. En este sector funcionaba la desaparecida fábrica “La Internacional”.
Fabián Rosas, líder barrial que nació y creció en este lugar, recuerda la llegada del tranvía, primer medio de transporte urbano que cruzaba la longitud del Quito de principios de siglo XX. Partía desde la Colón y 10 de Agosto y llegaba al sur a la estación de Chimbacalle, con lo que comenzó el desarrollo comercial y demográfico de la capital, hacia el norte poblaron las familias de clases altas y en el sur la popular, obrera e indígena.
A pesar de que el ferrocarril ha sido reactivado al igual que el teatro y el museo que atrae a las personas, en especial los fines de semana, en el barrio no se han registrado mejoras, indicó Marco Cando, quien pide mayor atención de las autoridades.