El personaje
Doña Rosa vive con la cuarta parte de un sueldo básico
Rosa María Guamán subsiste con $ 65 mensuales. Aunque es menos de la cuarta parte de un sueldo básico, hace lo imposible para que el dinero le alcance. Vive sola en el sector de San Carlos, en el norte de Quito.
Antes de las 05:00 ya está despierta. Se prepara un desayuno ‘ligerito’ —agua con panela y pan— y emprende su camino hacia el sector de la avenida Villalengua, un poco más al sur.
A las 08:00, toma un bus de la cooperativa San Carlos que la conduce hasta la altura de la calle Mañosca. Allí recoge lo de siempre: cartones, papel y botellas.
Rosa María es una mujer robusta, de aproximadamente 1,50 cm de estatura que nunca aprendió a leer ni escribir.
La vida le obligó a buscar el sustento para ella y sus hijos en la calle. Tiene el cabello corto y calza unas botas de plástico que le llegan hasta la rodilla. Cuando camina, se nota que le quedan grandes; son al menos dos números más, pero se da modos para caminar con soltura.
Después de recorrer a pie varias cuadras bajo un sol que no da tregua, se sienta en la vereda, cruza las piernas y comienza a contar el número de cartones que reunió.
Antes de las 18:00 llegará la camioneta que se encarga de recoger todo el material acumulado.
Unas dos o tres veces a la semana, su hija, que vive en el sur de Quito, le alcanza a la Villalengua para ayudarla.
Con los años, ha desarrollado un dolor crónico en la espalda y en las caderas, quizás de tanto cargar el peso de los materiales que encuentra al ingreso de cada casa. (I)