El Personaje
Don Jorge pone a bailar a la vida con una piola y talento
Jorge Rivadeneira nació en el barrio de San Roque (Centro Histórico) en 1939. Desde niño aprendió el oficio de la madera. Su padre fue su mentor, quien le enseñó el arte de pulir los troncos y trabajarlos con destreza a los 12 años.
Comenta que la elaboración de trompos se ha convertido en una tradición familiar, pues su abuelo fue quien se inició en el trabajo de ese tipo de esas artesanías.
En 1951, Jorge ganó el primer lugar en el Campeonato Mundial de Trompos, que es su especialidad.
Sin embargo, su habilidad natural hace que se dedique, también, a la elaboración de zumbambicos y dardos, entre otros juguetes tradicionales.
Desde hace años ofrece, además, funciones para niños, en las que muestra su arte para hacer bailar los trompos.
Don Jorge, como lo conocen en San Roque, lleva más de 40 años como artesano “por cuenta propia”.
“Yo nací en esta casa, junto con mis 9 hermanos. En mi niñez mi padre tuvo un taller, todas las máquinas eran manuales, pues todavía no teníamos luz, así me enamoré del oficio de mi papá. La primera obra que realicé fue unas baquetas de tambor”.
Con la firmeza que todavía le permiten sus cerca de 80 años, asegura que hasta el último día de su vida continuará desarrollando su oficio.
En 20 minutos hace 10 trompos y tiene más de 20 formas de hacerlos bailar de una forma que parece que no fuesen a detenerse.
El artesano quisiera perpetuar su tradición enseñándoles el arte a sus nietos, pues, por ahora, es el último de su familia que conserva esta habilidad que le nace del alma. (I)