Corredor generó caos en la Mariscal Sucre
El caos vehicular sobre la avenida Mariscal Sucre fue la tónica durante el primer día de funcionamiento del Corredor Suroccidental, cuyo recorrido empieza en Quitumbe, en el sur, y concluye en el Hospital del IESS, en el norte.
Los moradores del sur de la capital, que a diario cruzan la ciudad para llegar a sus trabajos, ayer se demoraron entre 30 y 45 minutos más de lo previsto, más aún si se considera que las autoridades municipales estimaron que el trayecto tomaría unos 45 minutos.
“Tomé el bus en la ciudadela Ibarra a eso de las 07:00, porque pensé que el Corredor, al tener una vía exclusiva, iría más rápido. Llegué a mi trabajo recién a las 09:00”, contó con frustración Jimena Victoria, quien llegó a su oficina con 30 minutos de retraso.
Historias como esa se repetían entre los cientos de usuarios del sistema integrado de transporte público. De las 17 paradas que componen el sistema, en las 12 primeras el tráfico fluyó casi con normalidad, pero al intentar avanzar desde La Magdalena hacia el sector de los Dos Puentes el tránsito se detuvo. Varios ciudadanos reportaron que desde ahí hasta El Tejar, el recorrido tomó cerca de 90 minutos.
Uno de los factores que influyó fue la incorporación al sistema de las líneas de buses que de los barrios altos de La Magdalena, La Libertad y los Dos Puentes en tramos angostos de la vía, lo que obligó a los choferes a realizar varias maniobras para encarrilarse.
Otro factor fue la falta de práctica de los conductores para colocar la rampa en las puertas de las paradas que correspondían a sus rutas, pues en cada estación hay cuatro accesos con la respectiva señalización sobre el tramo que cubren. Eso también complicó a los usuarios, pues varios estaban desorientados a la hora de tomar una unidad.
A eso se sumó el uso de dos paradas improvisadas que se instalaron entre los Dos Puentes y San Diego sobre la acera de la calle Necochea. Los transeúntes caminaban por la calzada para evitar las paradas y los buses esquivaban a los peatones, hasta lograr deslizar las rampas para tomar y dejar pasajeros.
Carlos Poveda, gerente de la Empresa Metropolitana de Transporte de Pasajeros, explicó que la instalación de las estaciones provisionales se hizo para permitir que los buses que bajan desde los Dos Puentes y barrios aledaños puedan integrarse al carril exclusivo. Ello debido a que la parada fija -construida hace dos años- está metros antes del cruce.
En la parada de San Roque también se registraron inconvenientes. La vía es estrecha y la infraestructura tiene una esquina pronunciada, que los buses deben esquivar. Eso complica la colocación de la rampa para recoger pasajeros y ocasiona que se formen extensas filas de buses.
Desde ahí el tráfico es más fluido hasta el sector de Miraflores, en donde confluyen buses que retornan al sur de la ciudad, otros que se dirigen hasta la Mitad del Mundo y miles de autos particulares. Paralelamente circulan por ahí los buses que no forman parte del sistema integrado.
Para evitar la congestión vehicular, otros conductores optaron por avanzar hacia el norte de Quito por la avenida Napo, pero no tuvieron mayor suerte. Xavier López se embarcó en un bus de la compañía Transporsel para llegar al Playón de La Marín, pero la larga fila de vehículos lo obligó a bajarse a la altura del Subcentro de Salud Nº 4 y caminar, más de ocho cuadras, hasta la Pasteurizadora Quito (Luluncoto) y tomar otro bus.
El tráfico también afectó a quienes circularon por la avenida Pedro Vicente Maldonado, a la altura de La Recoleta, desde donde los vehículos particulares se desvían al Centro Histórico o hacia El Trébol. Varios prefirieron bajarse de los taxis y caminar hacia la estación del Trolebús más próxima.
Los reportes de los ciudadanos se hacían públicos en las redes sociales y emisoras locales. Más de un locutor pidió al aire que los jefes de las empresas públicas y privadas que, por la congestión vehicular que caotizó la ciudad, no sancionen a los colaboradores que ayer llegaron tarde a sus oficinas.