Choferes tendrán sueldo y horario fijo en el sistema
Desde hoy Grace Vinueza podrá llegar a su trabajo pagando solo 25 centavos. Ella vive en la parte alta de Chilibulo (sur de Quito), a donde el transporte público no llega por considerar que “está muy lejos”. A diario tomaba un taxi “pirata”, por 25 centavos, que la llevaba hasta la avenida Mariscal Sucre y de ahí un bus hasta el centro de la ciudad.
Ayer Grace decidió “probar” con el Corredor Suroccidental -que el fin de semana operó gratuitamente y que a partir de hoy circulará por la avenida Mariscal Sucre, entre Quitumbe, en el sur, y la Ciudadela Universitaria, en el centro-norte, y tomó la unidad de la cooperativa Pichincha, que llegó hasta su casa y luego se incorporó a la vía exclusiva de corredor hasta llegar a la parada El Tejar. Lo que antes le tomaba cerca de una hora, ayer no superó los 30 minutos, y lo mejor fue que pagó un solo pasaje.
Al Corredor Suroccidental, que cuenta con 17 paradas, se incorporaron 272 buses asociados en ocho cooperativas, de los cuales 17 operan como líneas alimentadoras que parten desde la estación de Quitumbe hacia los barrios Los Cóndores, La Merced y Cornejo.
Ahora Grace confía en que las unidades lleguen a su barrio cada 7 minutos como ocurrió el fin de semana. Por otra parte, las líneas de transporte que ofrecen un recorrido más extenso al contemplado por el corredor, continuarán haciéndolo.
Por ejemplo, los buses de la compañía San Francisco, que parte desde Santa Rosa, en Chillogallo, realizarán su recorrido habitual hasta integrarse al corredor en la parada Santa Rita, y tras llegar a la parada Hospital IESS retomarán su ruta hasta el Estadio Olímpico, en el norte de la capital.
Según los operadores del sistema, el trayecto tomará entre 45 y 60 minutos desde Quitumbe hasta el IESS, pero eso podría variar según las distancias de cada barrio.
Milton Toapanta, conductor de la compañía San Francisco, contó que algunos de sus compañeros aún tienen problemas para utilizar la puerta del lado izquierdo que fueron adaptadas para incorporarse al corredor, lo que aún les genera retraso porque en cada parada se forman filas de buses. A pesar de esos inconvenientes, asegura, la circulación del transporte público por la vía exclusiva sí ayudará a mejorar la movilidad.
No obstante, aún hay tramos en donde la congestión vehicular es más recurrente. Por ejemplo en la calle Necochea, que conecta al barrio Dos Puentes con San Diego, los buses que no son parte del corredor e ingresan al Centro Histórico y los vehículos particulares deben formar un solo carril.
Durante el fin de semana, varios conductores fueron sancionados por invadir la vía exclusiva del Corredor Suroccidental para evitar el tráfico. Otro punto de conflicto es San Roque, pues los choferes dicen que la parada es muy estrecha a la hora de abrir la puerta lateral izquierda.
Para Oliver Quito, ayudante en la compañía Serviagosto, el tener paradas específicas ayuda a que la movilidad mejore: “antes hacíamos más de cuarenta paradas, esto demoraba mucho”. Además contó que recibía muchos insultos, por parte de los pasajeros, cuando no se detenía en el lugar que pedían.
Conductores están de acuerdo
El conductor de la cooperativa San Francisco reconoció que, a más de reducir el tiempo de recorrido, la incorporación al Corredor Suroccidental trajo consigo otros beneficios: “Ahora trabajaremos en jornadas de ocho horas”.
Toapanta, con 17 años de experiencia tras el volante, relata que habitualmente realizaba jornadas de 16 horas diarias con un sueldo mensual de 500 dólares. Aquello es común entre los choferes urbanos.
Por ello, uno de los requisitos para que las cooperativas de transporte se integren al sistema público fue que cada bus cuente con dos choferes y dos ayudantes, quienes trabajarán en jornadas de ocho horas y percibirán un salario fijo.
“Eso evitará los ‘correteos’ por ganar pasajeros”, comentó, tras mencionar que volverá a tener tiempo para compartir con su familia.
Jesús Rosero, socio de la cooperativa San Francisco, también está satisfecho con el acuerdo alcanzado con el Municipio de Quito. Los propietarios de las unidades -explicó- recibirán una comisión mensual de 5.600 dólares para costear el salario del personal, el mantenimiento de las unidades y el combustible, pues los usuarios cancelarán en las paradas del sistema integrado.
Los usuarios se familiarizan
Sara Aucapiña (26 años) se integró al corredor en la parada Santa Bárbara, pero la primera dificultad que tuvo fue cruzar la avenida Mariscal Sucre porque la calzada no estaba señalizada para el cruce de peatones. Y al ingresar a la estación le tomó tiempo ubicarse en la fila destinada para la ruta que necesitaba.
Cada parada tiene cuatro puertas de cada lado -unas con dirección al norte y las otras al sur- y sobre cada una está la señalización de las rutas.
Sin embargo, para los usuarios aún fue complicado tomar el bus correcto. Aníbal Salazar (65 años), en cambio, cuestionó que en la parada San Diego aún haya restos de tubos metálicos y alambres dispersos por el piso.