Al llegar diciembre la alegría, colorido y ambiente de fiesta, se apodera de la ciudad. Los balcones de las casas ubicadas en el Centro Histórico también se ponen a tono en esta época.

Estos lugares románticos de las casas patrimoniales   se ofrecían serenatas a las quiteñas bonitas, en otros casos también servían para discursos políticos. En estas fechas vuelven a cobrar vida.  La creatividad y el ingenio se pone a prueba en cada adorno en los balcones, por invitación del Municipio Metropolitano.

Manuel Carrión, de 68 años de edad, comentó que los balcones son una esencia de las tradiciones ya que no solo se daban serenatas, sino que  fue el punto de encuentro de los vecinos del sector.
“No había necesidad de salir de la casa, de pasada se conversaba porque los balcones eran sitios de esparcimiento para las jovencitas especialmente”, agregó.

Uno de los 32 balcones que han sido adornados para estas fiestas es el del Grupo de Operación Alegría, ubicado en la calle García Moreno y Manabí, en el que  Ana Vela Hermosa y su grupo de trabajo intentaron rescatar con imágenes y muñecos  los personajes como: “La torera”, “El sereno” y “El gallo de la Catedral”, quienes con sus imágenes intentaron recrear el Quito antiguo.

Esto es bien visto por la ciudadanía, ya que los balcones siempre están adornados con  flores, pero se sumó cintas rojas y azules distintivos de la ciudad. Esto se observa en la emblemática Casa de Sucre.

La fundación del  Teatro Nacional Sucre ha entregado invitaciones a los propietarios de la casas y a los dueños de los negocios para que arreglen sus balcones y con ello transporten a nacionales y extranjeros a ese tiempo en el que los “chullas” dedicaban hermosas canciones a sus “guambritas”.

Isabel Calle, jefa de Comunicación y Marketing del teatro, explicó que los arreglos deben tener una  temática y el material que deseen. También pueden escenificar alguna de las estampas del Quito antiguo.

En esta ocasión la idea es embellecer el Centro Histórico y por ello se pidió a los  dueños de las viviendas de   las calles de la zona, unirse para demostrar la quiteñidad.

Pese a la invitación municipal  este evento  no tuvo tanta acogida, ya que  en varias casas estos sitios lucen sin arreglos.

Adornar los balcones tiene como objetivo recuperar la tradición quiteña de engalanar estos espacios y las vitrinas de cada barrio.

Las ventanas  a la calle fueron la inspiración de músicos y maestros que compusieron hermosas canciones, como “ Balcón quiteño” y “Mi Quito es un edén de maravillas”.
La revolución que supuso en la arquitectura colonial la introducción de los balcones en las fachadas de viviendas de escaso atractivo estético ha trascendido los siglos y perpetuado la influencia que dejó en suelo criollo la invasión haitiana.

Los balcones de la Zona Colonial constituyen un legado arquitectónico silente de valor muy escasamente resaltado. Las antiguas casonas  y los palacios imponentes que conservan, en sus fachadas, estos recursos arquitectónicos muestran un período histórico de gran significación política y cultural que se inició con la ocupación haitiana  en 1844.