Las autoridades municipales dieron a conocer ayer del arranque de una evaluación del estado y ubicación de las viviendas asentadas alrededor de la quebrada de Santa Rosa (Pomasqui), afectadas el viernes último por un aluvión.

Con los resultados que arroje este estudio se determinará, según el alcalde Augusto Barrera, qué familias deberán ser relocalizadas en otras zonas de la ciudad.

Según la autoridad, una de las causas del problema ocurrido el 18 de octubre, es que algunas de las 22 casas  afectadas se encuentran prácticamente al borde del cauce natural. Por ello, y para que la situación no se repita en el futuro, el Cabildo reencauzará la quebrada y eliminaría las viviendas que se encuentren a menos de 100 metros de las orillas.

DATOS

La Empresa de Agua Potable prevé colocar este día una tubería de tipo alcantarilla para habilitar la circulación de líquido por la quebrada debajo de la vía principal.  

Este trabajo forma parte del proceso de recuperación del cauce natural de la quebrada.  

A mediano plazo, la Municipalidad prevé evaluar el estado de las canteras aledañas abandonadas, para determinar si se produjo un cierre técnico de las mismas.  

Policías nacionales y metropolitanos custodian la zona para garantizar la seguridad de los ciudadanos y sus bienes.
En ese marco, se plantea ofrecer a las familias que habitan esas edificaciones, el acogerse a los planes de reubicación que gestiona en la actualidad el gobierno local. En los últimos años, unas 500 familias han sido reubicadas en los planes de vivienda municipales y otras 500 se encuentran inmersas y a punto de culminar dicho proceso.

Todas estas personas habitaban en zonas consideradas de alto riesgo frente a fenómenos como deslaves, inundaciones e incendios forestales. Y a ellos se sumarían ahora varios pobladores del sector de Santa Rosa de la Pampa.

Francisco Carrera, uno de los damnificados, afirmó que él y varios de sus vecinos están dispuestos a ser trasladados a otro sitio y que solo esperan conocer el procedimiento.  

Ayer se informó que 25 familias, con 92 integrantes en total, habitaban las 22 estructuras afectadas por el aluvión del viernes; y que de esas edificaciones, seis sufrieron daños graves.

Al momento, maquinaria y personal de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) y los propios habitantes de la zona continúan las labores de limpieza del área. Los damnificados intentan rescatar todavía algunas de sus pertenencias de entre el lodo y piedras que dejó el siniestro.

Ese es el caso de Martha Tamayo, quien vive desde hace 53 años en el lugar y que ayer miraba con nostalgia lo que quedaba de su casa, pues una capa de lodo y piedras la destruyó casi en su totalidad.

Ella prefirió quedarse junto a su madre en la vivienda de su hija por temor a que los ladrones la dejen sin nada, antes que ir a los albergues ofrecidos por el Municipio. De estos existen alrededor de 30 en todo el Distrito Metropolitano, según la secretaria metropolitana de Seguridad, Lourdes Rodríguez.

Tamayo comentó que el día de la tormenta, se podía escuchar cómo las piedras rodaban por la quebrada y que ella oyó un ruido muy fuerte cuando el lodo comenzó a entrar en las viviendas. La mujer narró que tomó a su madre y que junto con otros vecinos salieron con premura de las edificaciones hacia el otro extremo de la calle.

“Por el relleno de la quebrada y el túnel que hizo la mina (cantera) cerrada fue por donde bajó la tierra. El exdueño de esa mina rellenó la quebrada con piedras; entonces bajaron, se acumularon y al momento del desfogue se nos vinieron todas las piedras sobre nuestras viviendas”, comentó la ciudadana.

De hecho, desde el fin semana, la Alcaldía ha insistido en que una de las razones del movimiento de alrededor de 3.000 metros cúbicos de material se debe a la inestabilidad del suelo de los alrededores, que habría provocado la falta de un cierre técnico de las canteras explotadas desde hace 40 o 50 años en la parte alta de la zona, y abandonadas posteriormente.

Santa Rosa de La Pampa, según sus pobladores, nació en 1972 a raíz del proceso de Reforma Agraria, pues la zona era una hacienda que fue parcelada. Con el tiempo, los hijos y nietos de los campesinos beneficiados han ido construyendo sus viviendas en el lugar, muchas de ellas en zonas de riesgo.

En la actualidad, el barrio se encuentra en proceso de regularización y cuenta con unos 300 habitantes.