“A veces me pregunto si el patrimonio es necesario”
La argentina Mónica Lacarrieu participa hoy en el foro latinoamericano “Habitar el Patrimonio” con la conferencia “Políticas de patrimonio y recualificación: negociaciones y tensiones entre la estética patrimonial y el campo público de lo social”.
¿Hay tendencias sobre el manejo del patrimonio?
Una tendencia tiene que ver con patrimonio monumental, distanciado de la problemática urbana en sí misma. Y en ese sentido, lo que ha habido desde hace ya algunos años es un uso del patrimonio para que la ciudad obtenga réditos, incluso económicos. Allí aparece el tema del “fachadismo” (arreglo de los exteriores de las edificaciones de los centros históricos), como un tema muy antiguo. Porque no es el patrimonio en el sentido de la restauración lo que prima, sino una idea más de la estética, del diseño, del embellecimiento.
¿Hay en sus palabras un cierto reproche al monumentalismo?
El problema con el patrimonio en los términos clásicos de lo monumental, de lo convencional, ha sido que ha estado alejado de las problemáticas sociales. De lo que interesa en este foro Habitar el Patrimonio. Y el término habitar referido no solo de dónde vivir o cómo vivir, sino en términos incluso de circular, de mejorar la calidad de vida.
¿Un patrimonio tipo museo?
Claro, se vuelve estático, pareciera que no se puede tocar, que solo lo podemos contemplar. Y que debería quedarse ahí para siempre, más allá de las necesidades de tener un transporte público adecuado, de tener calles adecuadas para poder movilizarnos; o de tener viviendas para residir adecuadamente también.
¿Qué debería incluir la revitalización, línea opuesta al monumentalismo?
Primero, permitir que los sujetos sean parte del proceso. En general lo que ha sucedido es que procesos políticos vinculados a la rehabilitación, a la recualificación en el sentido más esteticista del término han llevado a que sean procesos de mucho control social; por lo tanto, de mucha segregación (vaciamiento poblacional) de esos sujetos considerados indeseables, que no cumplen los requisitos del embellecimiento en términos monumentales.
Lacarrieu dice que el manejo patrimonial es un tema político más allá de cargos o partidos políticos
¿Por ejemplo?
Para generar el proceso contrario es necesario incluir el conflicto social, las disputas por el espacio, incluso las disputas por el recurso-patrimonio. Y claro, eso no es fácil, pues la recualificación viene dada también por sujetos sociales que no son vistos como apropiados para esos procesos; digamos prostitutas, ambulantes (estos suelen ser los primeros en ser expulsados) o sectores pobres ocupantes de casas tomadas (algo común en el centro histórico de Buenos Aires, por ejemplo).
¿Hay consenso o un caso exitoso que permita ver cómo actuar?
A ver, no hay ningún caso exitoso. Hay ciudades en las que sus propios grupos sociales han generado disputas. Entonces, en el proceso de las disputas, las negociaciones con el poder público, con el poder privado generan una apropiación del espacio de manera más problemática. En el caso del centro histórico de Buenos Aires, por ejemplo, la recualificación no ha terminado de cerrar nunca porque hay un montón de sectores que juegan todo el tiempo con esa disputa.
Y no se trata solo de sectores patrimonialistas, sino también sectores populares que discuten su lugar en el espacio y en el tiempo también. El caso de Recife (Brasil) es interesante, pero la recualificación ocupó solo dos cuadras y se dice que el PT (Partido de los Trabajadores, en el poder) contribuyó a que la favela no fuera expulsada, excluida de ese proceso; pero claro, la favela no está dentro de esas dos cuadras, pero al menos no hubo expulsión. La mayoría de procesos tiende al vaciamiento, a la exclusión, por lo que la única forma que se puede observar es pensar en procesos de apropiación social; pensar en dialogar con los grupos de interés, aun sabiendo que hay grupos que son sumamente problemáticos..., pero que son parte de la dinámica urbana. Ese es el punto.
La experta dice que el tema es importante porque termina afectando a muchas personas
¿Qué hacer en un caso como el de Quito, donde los hechos ya sucedieron, mucha gente ya salió?
Yo empezaría por mirar todo aquello que todavía no se vació. Hay barrios que están en las cercanías, en la proximidad del centro histórico, que muy probablemente se vacíen; el proceso continúa y deberíamos empezar desde allí, para ver cómo no vaciarlos y cómo integrarlos a lo que ya se produjo. Es decir, cómo hacer que sean parte de un espacio que quedó desapropiado. Cómo hacer, además, que esos habitantes se apropien de la historia del lugar.
¿El monumentalismo no fue necesario?
A veces me pregunto si el patrimonio es necesario; y necesario para quién. A veces pienso que es más necesario para Unesco que para todos los que vivimos en los lugares que son patrimonio. Pero claro, Unesco no habita el patrimonio, no está en la quebrada de Humahuaca (Bolivia), no está en Quito. O más bien, solo está en esos lugares mediante la cosa simbólica, metafórica del poder transnacional que solo se hace visible en determinadas circunstancias o a través de discursos; pero no en la vida cotidiana.
El punto es: ¿es necesario conservar aquello del pasado? Lo es, siempre y cuando dialogue con el presente; negocie su lugar con el presente. Porque digamos que Quito necesita un Metro para que su gente viva bien, pues ese pasado tendrá que ver cómo se adecua, cómo se adapta a esas condiciones.
Solo será posible que esa población se reimplante, se instale, vuelva a esos lugares sobre la base de que esos sitios le ofrezcan algo, no solo monumentos.
¿El manejo del centro de Quito se acerca a ese “deber ser”?
Conocí el Centro Histórico en 2001, de visita. Y entonces todavía estaban los ambulantes y todos estos grupos que después desaparecieron. Volví varios años después, cuando ya se había empezado como a revitalizar. Yo creo que hubo una polarización, un pasaje de una cosa hacia la otra, en términos de opuestos. No hubo como una transición, ese negociar mediante el que ciertos grupos, no todos, habrían podido quedarse. Entonces, creo que el procedimiento del centro histórico de Quito no es diferente de lo que pasó en La Habana (Cuba), con otro proceso político. Pero fue un proceso parecido; fue expulsar población pobre, fue vaciar. Y ese parece ser el modelo que se ha seguido.