A varios meses de la primera ola de COVID-19 en el mundo se tiene información de base para analizar los resultados de cada país, al menos en la primera etapa de pandemia. Así, a partir de distintos análisis, se observa que varias naciones lideradas por mujeres han sido exitosas en cuanto a la gestión de esta crisis. Las lideresas analizadas incluyen a Jacinda Ardern de Nueva Zelanda, Angela Merkel de Alemania, Mette Frederiksen de Dinamarca, Tsai Ing-Wen de Taiwán, entre otras.

El estudio de las Economistas y Docentes Supriya Garikipati y Uma Kambhampati de Reino Unido muestra a partir de estadísticas, y la comparación de los países liderados por mujeres con un país cercano o de similares características socioeconómicas liderado por un hombre, que el liderazgo femenino ha obtenido mejores resultados a nivel de número de casos y personas fallecidas. Así, en estos países, por ejemplo, se registran aproximadamente la mitad de los decesos que en los países liderados por hombres.

Por un lado, se estima que uno de los factores de estos resultados es una mayor aversión al riesgo, es decir se priorizó la protección de vidas frente a un virus que se consideró muy peligroso desde el inicio. Esto motivó medidas más estrictas y confinamiento más temprano. Lo cual al mismo tiempo muestra que se arriesgó más en cuanto a lo económico, justamente por la paralización de actividades. También se observa un estilo de liderazgo centrado en lo interpersonal y mostrarse más cercanas a su población. Varias de estas lideresas además de sus comunicaciones oficiales claras y precisas, por ejemplo, difundieron videos de su vida diaria motivando a su población a guardar las medidas de seguridad, o respondieron directamente preguntas de su población, utilizando redes sociales. Esto al parecer generó mayor colaboración de los ciudadanos para acatar las medidas gubernamentales.

Estos hallazgos sobre las características de liderazgo de estas mandatarias muestran la importancia del acceso de las mujeres a posiciones políticas altas, lo cual es al momento limitado, al contar en el mundo con únicamente 19 países liderados por mujeres. Es importante evitar el criterio esencialista de que toda mandataria va a ser más protectora o empática que un líder masculino. No obstante, es claro que el estilo de liderazgo que han creado estas mujeres cuestiona las prácticas políticas que se han aplicado hasta la actualidad, y a la vez aportan con nuevas herramientas para poder afrontar crisis futuras. (O)