Latinoamérica cuida
El contexto de crisis mundial, ambiental, económica y sanitaria, resulta una gran oportunidad para establecer sistemas de cuidados integrales, situados, diversos, campesinos, indígenas, rurales y urbanos, con el objetivo de promover equidad con arraigo y comunidad para ciudades del buen vivir para América Latina.
Se estima que en la región el PBI caerá 9.1%, la tasa de desocupación rondará el 13.4% llegando a 44 millones de personas fuera del mercado de trabajo, con un resultado 118 millones de mujeres en situación de pobreza. En este sentido, la CEPAL junto a ONU Mujeres, presentó “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de COVID-19. Hacia Sistemas Integrales para fortalecer la respuesta y la recuperación”, donde quedó claro que la economía del cuidado es la clave para obtener una recuperación sostenible, a través de un pacto fiscal que haga foco en las mujeres, con creación de empleo, inclusión digital y financiera.
Si bien los Estado han adherido a Tratados Internacionales, existen experiencias de Reformas Constitucionales que reconocen el trabajo no remunerado y de cuidado dentro de sus derechos: en 1999, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; en 2008, la República del Ecuador y el Estado Plurinacional de Bolivia; y en 2010, la República Dominicana.
Desde la política pública, las experiencias que pueden considerarse “exitosas” e integrales son las que apuntan a ser sistemas y subsistemas de cuidados. En Chile se implementó el programa Chile Cuida, con su propio antecedente y el rol que ha cumplido el Programa Chile Crece Contigo; en Colombia, se creó la Comisión Intersectorial de Economía del Cuidado que trabaja en la construcción del Sistema Nacional de Cuidados (SINACU); la conocida “REDCUDI” en Costa Rica; Argentina, lanzó a través del Ministerio de Mujeres, género y diversidad, la Mesa Interministerial de Cuidados en febrero de 2020.
Los países mencionados, se han conformados como subsistemas, exceptuando a Uruguay, que incorporó al sistema de cuidados dentro sistema de protección social. Sin embargo, sigue siendo una deuda ampliar la frontera del cuidado e incorporar la dimensión ambiental y comunitaria, dado que el cuidado de las personas y el de tierra son los pilares fundamentales que sostienen la vida humana.