Cabezas visibles como franco, capriles, michelleti y quiroga buscan espacios
¿Quito será el trampolín político de la derecha?
“En Quito no ha ganado cualquier derecha, ha ganado una derecha que tiene estrategia de poder y se encuadra en el marco de la ofensiva imperial contra los gobiernos progresistas de América Latina”, dijo este sábado, en el enlace ciudadano, el presidente Rafael Correa.
El Mandatario justificó su aseveración: “no hablo por el candidato, alcalde electo, sino por los grupos que le rodean, el enemigo quiere tomarse Quito, para mí el enemigo no es una sola persona, es el capital nacional y transnacional y que nadie se engañe, esa derecha prepara un modelo antinacional y antipatriótico”, afirmó, tras calificarlos como una “derecha distinta”. ¿En qué radica la diferencia? Para Correa no se trata de una derecha “silvestre, sin mayor perspectiva, no es la derecha gritona de (Jaime) Nebot, que se ha pasado gritando siete años y nadie le hace caso; no es la derecha mediocre y corrupta de Lucio Gutiérrez, que le interesa sus negociados; no la banquera de (Guillermo) Lasso, a quien solo le interesa el billete, es una derecha con estrategia de poder, con relaciones internacionales”, dijo al recordar cómo en 2012 Henrique Capriles se tomaba la embajada de Cuba en el golpe de Estado contra Hugo Chávez.
El objetivo de esta nueva derecha, según el Jefe de Estado, está en “recuperar el Estado como botín”.
En su artículo: ‘La derecha continental quiere apropiarse de Quito’, Fander Falconí dijo que quieren hacer en Ecuador lo que ya se hizo en Argentina y en Venezuela: “dividir al electorado para debilitar la consolidación de la Patria Grande y de los gobiernos populares de izquierda”.
Falconí sostuvo que la derecha tiene un proyecto económico y político bien definido. “En lo económico el guión es conocido: neoliberalismo, privatización, ajustes y libre comercio (México, Panamá, Colombia, Perú y Chile son los ejemplos); en lo político, el libreto de desestabilización de los procesos democráticos también es evidente, sea que ganen la partida (el golpe de Estado en Honduras, la sumaria destitución de Lugo en Paraguay) o que la pierdan (lo que ocurre en Venezuela, o el 30-S en Ecuador)”.
De hecho, Correa advirtió que detrás de Rodas están “los del 30-S, los del feriado bancario, allí están los que cuentan los días para que se caiga la Revolución Ciudadana”.
Galo Mora, secretario de PAIS, sugirió un aparente peligro en “la cadena internacional de la derecha que sí tiene representación en el Ecuador y que intente sabotear, hacer complot y conspiración, a través de ciertos alcaldes que esperamos que no se presten para eso. En todo caso la posibilidad de un 30-S siempre está latente”.
“Que quede claro: para Rodas, Quito es apenas un trampolín dentro un proyecto antipopular de mayor envergadura”, escribieron Tania Hermida, Valeria Coronel, Franklin Ramírez Gallegos, Paco Salazar Larrea, Lisandra Rivera, Santiago Ortiz y Juan Carlos Donoso Gómez en el manifiesto colectivo: ‘Contra la política fácil: la batalla de Quito’.
Ellos comparan: “el modo en que España, Grecia o Italia resuelven hoy la crisis económica -pulverizando el empleo, la seguridad social, la política de bienestar- es el espejo en que podemos ver la voracidad de las oligarquías cuando recuperan el poder”. Creen que es momento para que los “sectores democráticos, populares y progresistas reiteren su distancia o se instalen en la indiferencia cómplice con el candidato-maniquí de las corporaciones y del capital inmobiliario-especulativo”.
Datos
Falconí afirmó que los partidos políticos locales de la derecha continental son variopintos, “como lo son sus cabezas visibles, pero no reales. Son los (Roberto) Micheletti hondureños, los (Henrique) Capriles venezolanos, los (Federico) Franco paraguayos, los (Lucio) Gutiérrez ecuatorianos. Unos ya tienen historia y han sido juzgados; otros se creen predestinados a seguir ese camino”.
Correa dijo: “Ojalá Quito no sea su trampolín para impulsar el modelo contra la Revolución Ciudadana, porque ya proclaman candidato presidencial al Alcalde de Quito”.
Advirtió que la derecha “vestida de cordero pasará algún tiempo antes de quitarse la indumentaria, apareciendo como conciliadora, inteligente, no confrontativa, en imagen distinta a la del Presidente”.