Patricio González: “No me gustaba el fin de año por las detonaciones”
Cuando iniciaron los procesos de paz y negociaciones entre Ecuador y Perú, el cabo primero Patricio González fue enviado por el Gobierno de Ecuador a Estados Unidos con el fin de que asista a terapias psicológicas para superar lo vivido en la guerra y la amputación de una parte de su pierna derecha. Al volver siguió dentro del ejército, pero en departamentos administrativos hasta jubilarse.
En su casa, ubicada en Durán (Guayas), habilitó un gimnasio que es muy concurrido. “Yo mismo lo administro, enseño boxeo, tae bo (rutina de ejercicios que asocia a técnicas de boxeo y de taekwondo) y esa ha sido mi mejor terapia, la que me hizo dejar los antidepresivos“.
Él se levanta antes de las 05:00 para abrir el gimnasio y lo cierra antes del mediodía; lo vuelve abrir a partir de las 17:00 hasta las 23:00, en donde el alto volumen de la música, la adrenalina y la fuerza se juntan en medio de coros de rutinas para fortalecer y tonificar músculos y, en uno que otros casos, adelgazar y obtener el peso ideal. Sus clases se inician a las 20:00 y entrena alrededor de 30 personas cada noche.
Da gracias a Dios por tener una nueva oportunidad y aunque confesó que se sintió “inservible para la guerra”, al perder su pierna revela que ahora sí se considera héroe, porque cumplió con su asignación y defendió la Patria.
Actualmente disfruta de mejor manera las celebraciones de fin de año, porque le molestaba el estruendo de las camaretas y explosión de fuegos artificiales.
González está orgulloso de ser quien es y no le gusta que piensen que porque tiene una prótesis no puede hacer ciertas cosas. Busca siempre motivar a otras personas para que de situaciones difíciles puedan nacer otras oportunidades para crecer. (I)