Entrevista / Marco Enríquez Ominami / partido progresista de chile
“La izquierda en el poder es vista como un modelo de desarrollo”
Marco Enríquez Ominami participó en Quito del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2014). El integrante del partido Progresista de Chile cree que en América Latina hay un déficit de modelos de desarrollo, que deben no depender tanto de los recursos naturales.
¿Cómo entender el progresismo en esta época?
El progresismo es lo contrario a lo conservador. Es ir hacia adelante, ir a la vanguardia del pensamiento. Pensar el progresismo es un imperativo, y aquí estamos, pensando el progresismo. Hay un desafío: ser progresista es más difícil que ser conservador, porque este último tiene que estar cohesionado, junto, pensando y avanzando. Hay que entender el problema del otro y el progresismo si no escucha no es progresismo. Llegué a escuchar los sueños, aspiraciones y a construir acuerdos políticos para avanzar.
¿Cómo pueden estar los movimientos de izquierda unidos para contrarrestar la restauración conservadora?
No hay duda de que estamos avanzando. Hace 14 años la izquierda era vista como inviable. Ahora en el poder es vista como un modelo de desarrollo y crecimiento económico. El mundo ha escrito cómo Sudamérica se transformó como un polo de reflexión, avance y progreso. La pobreza, bien o mal, tiene otro rostro. Igual de cruel, terrible, pero tiene otro rostro. Hay sociedades de derecho que se han ido construyendo con el derecho a la educación pública gratuita y la salud. Hay una relación con los recursos naturales que es nueva, como por ejemplo la soya en Argentina, la carne en Uruguay y el petróleo en Ecuador. Los países tienen nuevos contratos con los recursos naturales, que lo han hecho los progresistas y no los conservadores.
Pero, la restauración conservadora sigue avanzado...
Objetivamente hay gente que está articulada. Hay una derecha que se articula a nivel internacional. Ocupan los mismos argumentos. Acusan de populismo a todo lo que no venga de ellos. No reconocen ninguno de los avances. Hay una derecha articulada en Venezuela y Ecuador, que uno ve que se esconde detrás de rostros jóvenes, porque en verdad obedece a viejas prácticas.
¿Cuál es el objetivo final?
Una parte del objetivo es legítimo: gobernar. Lo que no es legítimo es que no profundicen en la democracia y recurran a armas antidemocráticas para lograr el poder.
¿Qué hace falta en esta nueva búsqueda de la visión de desarrollo?
Hace falta repensar el modelo de desarrollo que queremos, en dónde se debe analizar, cuánto tenemos que crecer y para qué. La idea de la autoestima y la confianza en la sociedad es lo que está pendiente. Muchos países de gobiernos progresistas y de derecha tienen niveles de violencia en América Latina con problemas como el secuestro y el narco brutal. Tenemos que avanzar en la eficiencia, el modelo de desarrollo productivo, sustentable, pero también construir confianza en las sociedades, que son cada vez más desconfiadas. Cada vez hay más alarmas, policías privados, rejas, más compañías de seguro, estamos construyendo estados policiales.
¿Falta que las izquierdas se integren?
El progresismo también es asumir que no existen dogmas, porque todas las culturas y tradiciones son distintas. Lo que es bueno para Ecuador, no necesariamente es bueno para Chile o viceversa. Lo que sí hay es una actitud y visión de sociedad, además de una rebeldía que compartimos y con esa visión los progresistas estamos al frente de los conservadores.